Esta obra de Correggio integra una serie de tres pinturas dedicadas a "Los amores de Zeus" y fue originalmente encargada por Federico II Gonzaga, miembro de la poderosa e influyente Corte de los Gonzaga (gobernantes de la ciudad-estado y luego del ducado de Mantua desde 1328 hasta 1708) para decorar la Sala de Ovidio en el Palazzo Te de Mantua. "Júpiter e Ío" está basado en "Las metamorfosis", de Ovidio, poema en quince libros que describe la creación e historia del mundo mitológico. Según la mitología griega, Ío era una bella princesa, hija de Inaco, rey de Argos. Cautivado por su extraordinaria hermosura, Zeus se convierte en una densa neblina, seduciéndola y arrebatando su virginidad. La celosa Hera, esposa de Zeus, los sorprende en el acto y para salvar a su amada, el dios la transforma en una ternera blanca, la cual es entregada por órdenes de Hera a Argos Panoptes (el gigante de cien ojos) para que la vigile.

Zeus pide a Hermes (mensajero de los dioses) que la rescate y éste duerme al guardián con su flauta, matándolo cuando todos sus ojos están cerrados. Como recompensa por sus servicios, Hera pone los ojos del guardián en la cola del pavo real, su ave favorita, y en venganza, ata a los cuernos de la ternera un tábano que la pica sin cesar, obligándola a huir por el mundo sin rumbo fijo. Al final, en Egipto, Ío encuentra descanso y es devuelta a la condición de mujer a través de las caricias de Zeus. Bella y entretenida historia descrita por Ovidio y exitosamente capturada por Correggio. El cuadro representa el momento de la unión carnal entre Ío y Zeus. El efecto cromático se aprecia entre la oscura nube y la blanca figura de Ío, cuyo sensual cuerpo perdido en un rapto erótico muestra una postura retorcida típicamente manierista, que más tarde influiría la obra de grandes pintores del Barroco, como Bernini y Rubens.