Este doble autorretrato es el primer trabajo en gran escala pintado por Frida. Realizado en 1939, año en que se divorcia de Diego Rivera, se cree que el cuadro es la expresión de los sentimientos de la artista en esos momentos.
La Frida vestida a la europea con un traje victoriano blanco resalta aún más el corazón abierto desangrándose en su falda.