Barbara Bach fue la compañera de Roger Moore en “La espía que me amó”, un rol que no sólo le permitió transformarse en un ícono de sensualidad y hermosura, también fue la llave que le permitió abrir la puerta de la fama internacional.
Una fama que encandiló incluso a uno de los legendarios integrantes de The Beatles, Ringo Starr, quien se transformaría en su marido.
La mayoría de las chicas Bond han usado el papel como trampolín para sus carreras, pero existen ejemplos que marcan la tendencia inversa, comenzando por el de Halle Berry, quien tenía los atributos suficientes, e incluso un Oscar, para que los productores se fijaran en ella en 2002 y la transformaran en el objeto de deseo de “Muere otro día”.
Sophie Marceau también se unió al elenco de “El mundo no basta” teniendo una carrera consolidada, gracias entre otras películas a “Corazón valiente”.
Eva Green, la estrella de “Casino Royale”, es un ejemplo aparte: debutó en el mundo del cine apadrinada por uno de los directores más importantes de las últimas décadas: Bernardo Bertolucci, quien la incorporó a “Los soñadores”, su último y polémico proyecto.