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A partir de una anécdota real, como era la obsesión de Marilyn Monroe por actuar en "Las tres hermanas" de Chéjov, la obra aborda los abismos que separan a la estrella de la persona en la célebre actriz, cuyas aspiraciones teatrales nadie toma en serio: Ni su agente, ni su psicoanalista. Al contrario, de ésas y otras personas la rubia recibe como reflejo el incentivo conformista a seguir cumpliendo con las expectativas que genera su personaje: Seducir, encantar, y hechizar a seguidores, maridos, productores y fotógrafos. El montaje es el primero de una trilogía (titulada "Persona") que en las siguientes entregas estará dedicada a G.I. Gurdjieff y Simone Weil.