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El último sobreviviente de un antiguo pueblo que cayó en el olvido, transmitió a Filippo un antiguo conocimiento ancestral: dar de beber a las mariposas cuando acaban de salir de sus crisálidas. Este rito les permitirá guiarlas en su proceso de migración. Filippo recuerda este ritual en el último instante de su vida, como una manera de unir la muerte con el nacimiento. En medio de ese proceso, se encuentra por accidente con Juan, un director de cine que está deprimido porque su amada está postrada con un coma cerebral. Luego se topa, sin planearlo, con dos actores de trayectoria, llamados Franco y Elisa, y con la estatua de un caballero y su dama que representan la esencia de un amor épico. En estos encuentros, Filippo se da cuenta que a través de su viaje puede intervenir en el destino de cada uno de los personajes que conoció, de manera tenue, tal como el vuelo de una mariposa.