Gandalf el Gris, uno de los magos más poderosos de Tierra Media, se une a la misión para recuperar de manos de Smaug el Terrible -un dragón lanzafuegos-, el Reino Enano de Erebor y el gran tesoro que se esconde entre sus pasillos de piedra.
En el trayecto, Gandalf halla evidencia de que un mal antiguo pudo haberse infiltrado de nuevo en el mundo.
Para sacar la verdad a la luz, Gandalf debe dejar a sus compañeros solos; es una jornada que lo llevará hasta los más oscuros rincones de Tierra Media, en donde sus peores miedos se confirman.

Radagast, olvidadizo, fácilmente distraído y bastante excéntrico, prefiere hablar con animales que con la gente.

También es Mago y amigo de Gandalf el Gris, y es uno de los guardianes de los grandes bosques de Tierra Media. Seguido se le encuentra merodeando por los bosques de su extraño pueblecito llamado Rosgobel, pero una noción premonitoria asalta al pequeño Mago: no todo es como debería ser en los confines más oscuros de Mirkwood.

Saruman, venerado y poderoso entre los cuatro Magos de ella, vigila Tierra Media, buscando siempre mantener el orden y el equilibrio en el mundo. A Saruman le gusta particularmente escribir el destino de quien le parece que lo necesita.

Como jefe del Concilio de los Magos Blancos, le preocupa que las acciones de Gandalf el Gris y de la Compañía de Thorin Escudo de Roble puedan perturbar sus cálculos. Aunque es muy viejo y sabio, la debilidad oculta de Saruman es su sed fuerte de poder, una sed que lo llevará a formar una de las alianzas más mortíferas