Dont look back
• País/Año: Estados Unidos / 1967
• Duración: 96 min.
• Dirección: D. A. Pennebaker
• Producción: -
• Fotografía: -
• Participan: -
Es probable que éste sea el documental musical más influyente que existe. En 1965, D. A. Pennebaker levantó un involuntario clásico del género al registrar la gira de Bob Dylan por Inglaterra. Frente a su cámara apareció mucho más que una nueva voz generacional: periodistas humillados, managers belicosos, fans sin aliento e ilustres compañeros de viaje, como Joan Baez o Donovan. Y, al centro de todo, un veinteañero cantautor folk ácido e inspirado, en proceso de convertirse en símbolo cultural. Dont look back es parte de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos por su «significación cultural, histórica y estética».
«No creo en nada. No veo que haya nada en lo que creer», decía Dylan a mediados de los años sesenta, sin acusar recibo de que él mismo era, a esas alturas, prueba de lo contrario para miles de jóvenes. A los 24 años de edad, el cantautor de Minnesota parecía seguro de sí mismo, mas no arrogante. Confrontacional y, a la vez, carismático. A su alrededor estaba la locura: un mundo en rápida evolución, un rock al que se le caían los paradigmas, y un manager, Albert Grossman, que amenazaba con «puñetazo en las narices» a quien fuese le resultara antipático. En cameos breves aparecen, como sin querer, Marianne Faithfull y Allen Ginsberg. Las discusiones entre Dylan y los periodistas son una delicia de sarcasmo, y la tensión entre el músico y Joan Baez permite entender mucho mejor su posterior quiebre amoroso. Aquí está, además, ese famoso pasaje del video de “Subterranean homesick blues” con el jovencito, el callejón y sus carteles manuscritos que caen al suelo. Un documento sin ambición que estuvo en los lugares y momentos correctos para registrar un fervor único, y que terminó instalado en lo más alto del género.