Un músico de culto: Lawrence Hayward, excéntrico ex líder de los grupos Felt y Denim, sigue «obsesionado con ser famoso», luego de tres décadas de adicciones, autosabotajes, malas rachas y fracasos comerciales. A él sí que le cabe la etiqueta cliché de genio incomprendido. Este colorido filme nos introduce en el mundo de uno de los compositores más excéntricos y particulares del indie británico —esfera de la que, por cierto, reniega—, ocupado ahora en el grupo Go-Kart Mozart. ¿Tendrá esta vez mejor suerte?
Lo que nos muestra la cámara y lo que declara Hayward son, en ocasiones, cosas distintas. Vemos en la pantalla a un músico que sueña con tener su limusina y «vivir en una burbuja de celebridad» pero que es expulsado de su departamento mientras acumula multas por cuentas impagas y no encuentra dinero para continuar el consumo de caros estupefacientes. Al menos, es honesto: «Sigo haciendo música porque no estoy bien de la cabeza», declara. Su alabada creación con los grupos Felt y Denim no son suficientes para sanear su presente. Lawrence of Belgravia es un bello canto a la persistencia y actitud de uno de los músicos más desafortunados de la historia del pop.