Más que una biografía, esta cinta de Wim Wenders es una narración sobre danza y creación, articulada desde y hacia dos de los talentos más conovedores de la historia contemporánea alemana. A Pina Bausch (1940-2009) se le tributa como corresponde: bailando, y no sólo en escenarios o salas de ensayo, sino que también en entornos urbanos (dentro de un vagón, junto a una autopista) y de retiro natural. Mejor Documental Internacional IN-EDIT NESCAFÉ 2011.

Las coreografías que se muestran en el filme son composiciones de Pina Bausch, partiendo con un trabajo a partir de La consagración de la primavera, de Igor Stravinsky, y pasando por otras tres piezas (Café Müller, Vollmond y Kontakthof) que se apoyan en grabaciones de Caetano Veloso, Jun Miyake, Thom Hanreich o René Aubry. Pocas veces la música ha podido traducirse así en el cine: a través de un movimiento poético y lleno de sentido. Los testimonios de sus colaboradores en la compañía Tanztheater Wuppertal, frescos a pocas semanas de la muerte de la creadora, completan un cuadro de tributo reconocido en el mundo entero como una de las realizaciones más delicadas de Wenders.