"Hay que escuchar la voz del pueblo"
Con esa frase José Luis Rodríguez rompió un silencio de más de 15 minutos, en los que permaneció inmóvil sobre el escenario de la Quinta Vergara esperando que le entregaran lo que el público pedía: La Gaviota de Plata. El trofeo entonces era estrictamente para los ganadores de la competencia, por lo que la alcaldesa Eugenia Garrido se negó reiteradamente a entregárselo. El "Puma" incluso se negó a recibir una segunda antorcha, elevando a tal nivel la presión que le entregaron el ansiado trofeo. Antes, eso sí, había pronunciado la célebre frase, que muchos interpretaron con tintes políticos, de cara al plebiscito de 1988.