"Os quiero, os amo..."
Con sólo 25 años —y gracias a un convenio con el Festival de Benidorm, que había ganado una temporada atrás— llegó en 1969 a Viña un cantante que poco después se transformaría en figura: Julio Iglesias. Fue tal el fervor con que las viñamarinas lo recibieron, transformándolo en ídolo local, que el español aseguró que cuando tuviera un hijo le pondría Chile (lo que, obviamente, no hizo), además de asegurar que el Festival fue esencial en el inicio de su carrera. Por entonces acuñó otra frase para el bronce: "Os amo, os quiero, os adoro". Volvería en otras tres ocasiones.