Por decisión personal, los habitantes de la desolada isla “La bañera” viven marginados de la sociedad. No tienen responsabilidades y con orgullo dicen estar siempre de vacaciones. En medio de la pobreza y de un ambiente pantanoso, son felices. Allí vive Hushpuppy (Quvenzhané Wallis), una niña de seis años que no logra olvidar la imagen de su madre fallecida. Sólo cuenta con la compañía de su padre, Wink (Dwight Henry) un hombre que le enseña a ser dura e independiente, al punto de que cada uno vive en su propia casa.
Hushpuppy no sabe lo que es ser protegida por otra persona. Acostumbrada a las ausencias y borracheras de Wink, se refugia en los recuerdos de su madre, como también en sus profundas reflexiones acerca de la vida, el futuro y su lugar en el mundo.
La niña sabe que con su padre pertenecen a “La bañera”, pero también tiene consciencia de la llegada de una tormenta que provocará la inminente inundación de la zona. Su profesora y su padre se lo han explicado, le han dicho que debe saber cómo actuar cuando llegue ese momento. Su maestra le dice que, tal como los cavernícolas sufrieron y se defendieron ante el dominio de las bestias, ellos tienen que estar listos para sobrevivir ante la adversidad. Ese mensaje queda grabado en la mente de Hushpuppy. Así, sus miedos y problemas se transforman en bestias que la persiguen sin piedad.
La ópera prima de Benh Zeitlin, calificada por la crítica como una pieza de realismo mágico, se sostiene en su totalidad en Hushpuppy. Sus emociones, su soledad y sus miedos son el eje de la historia, por lo que la interpretación de Quvenzhané Wallis fue fundamental en la construcción del filme. La solidez de su actuación la llevó a ser nominada como mejor actriz principal con sólo nueve años, convirtiéndose así en la actriz más joven en lograr este reconocimiento.