La división política y racial en Estados Unidos es intensa. Mientras algunos luchan por la eliminación de la esclavitud y, por consiguiente, el fin de la guerra civil, otros se mantienen firmes en mantener la segregación del país. Llegar a un consenso no es fácil, pues cada bando lucha por ideales absolutamente opuestos. En este contexto, el presidente Abraham Lincoln debe lograr que la cámara de representantes apruebe una enmienda a la Constitución del país que prohíba la servidumbre involuntaria.
El mandatario, interpretado en el filme por Daniel Day-Lewis, recurrirá a todos los recursos que tenga a su alcance para convencer a los parlamentarios que voten a favor de la décimotercera enmienda. Desde inocentes conversaciones hasta sobornos políticos serán utilizados por el republicano para lograr su objetivo.
La película expone la faceta humanitaria y política del emblemático presidente estadounidense, recordado como uno de los más trascendentales del país. Asimismo, indaga en su vida familiar, en la relación con sus hijos, en el doloroso duelo que significó la muerte de uno de ellos y en la inestabilidad que dicho acontecimiento provocó en su esposa, interpretada por Sally Field.
Steven Spielberg preparó por diez años esta película junto a la productora Kathleen Kennedy, con quien realiza la mayor parte de sus proyectos. La tardanza en el proyecto se debió a que el guión debía reflejar fielmente los acontecimientos ocurridos hace más de cien años, labor que recayó en el escritor de Münich, Tony Kushner. Y es que un filme sobre el mandatario más querido de los estadounidenses debía esperar hasta alcanzar la perfección que Spielberg añoraba.