Su rostro en afiches de discotecas como Blondie o Bal-le-duc lo dice todo: Por estos lares,
Morrissey es una figura mucho más ligada al under que a la escena oficial. Por eso, que fuera anunciado como la última estrella de la edición
2012 en Viña fue tan sorprendente como su propio paso. Además de
un sólido show de 80 minutos, en el que no dio tiempo para gaviotas ni antorchas, el ex
The Smiths obligó a cambiar la logística completa del certamen, incluida la suspensión de una competencia, la prohibición de que otros se asomen por bambalinas al mismo tiempo que él, y el reemplazo del menú normal por uno 100% vegetariano. Incluso Eva Gómez y Cristián Sánchez tuvieron su parte: La coanimadora debió sacar las plumas auténticas que adornaban su vestido, mientras que el integrante del jurado fue expulsado por el staff del británico, por su supuesta actitud desafiante. Tanto arriba como abajo y detrás del escenario,
Morrissey dejó su huella.