31
Minutos, Varios
Parte
de un suceso inédito —iniciado en el programa de televisión
y aún activo con un creciente merchandising de productos—,
el primer disco con las canciones del espacio “infantil”
31 minutos fue un disco que hubo que tomarse muy en serio.
Hasta Los Prisioneros terminaron tocando en vivo algunos de los títulos
atribuidos teóricamente a muñecos, pero que fueron compuestos
en su mayoría por Pablo Ilabaca, del grupo Chancho En Piedra,
y el periodista y realizador Álvaro Díaz. Quizás
en un principio pareció exótico que temas con títulos
como “Mi muñeca me habló” o “Me cortaron
mal el pelo” pudieran interesarles a adultos en su sano juicio.
Pero había algo en este disco que correspondía fielmente
a los códigos de las mejores composiciones de rock. Joe Pino
no dará para voz generacional, pero logró que “Yo
opino” fuese una sátira social bastante más aguda
que las últimas de Jorge González. Del mismo modo, el
trofeo de tema bailable del año no pudo quedar en “Ch’
ba’ puta la güeá” de los Petinellis, existiendo
algo tanto más irresistible como “Bailan sin cesar”.
A partir de conflictos infantiles tan básicos como respetables
(la caída del primer diente, el trauma frente al peluquero, la
pelota en la casa del vecino), los compositores trabajaron moldes básicos
de géneros populares (el rap, el funk, el pop y hasta un foxtrot),
sin ni asomo de la bobería con que hasta entonces solía
construirse la mayoría de los discos para niños. De hecho,
varios adultos soltaron una lágrima al escuchar por primera vez
“Diente blanco... no te vayas”, un diálogo conmovedor
entre un niño y un diente inservible, incapaz ya de morder “ni
leche nevada”.
Año
de publicación: 2003.
Canciones destacadas: “Bailan sin cesar”,
“Yo opino”, “Mi muñeca me habló”,
“Mi equilibrio espiritual”, “Yo nunca vi televisión”.
Un dato curioso: Se vendió más que los
discos del programa Rojo.
¿Se encuentra hoy?: Claro, y también
su sucesor: 31 canciones de amor y una canción de Guaripolo.
Audios : "Bailan
sin cesar"
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