Los viajes de Colón Primer viaje El 3 de agosto El 3 de agosto de 1492, antes de que saliera el sol, la expedición de Cristóbal Colón zarpó desde el puerto de Palos con destino al Nuevo Mundo. A los seis días, la flota llegó a las islas Canarias, donde los hombres del descubridor debieron reparar el timón de la "Pinta", que se había averiado, y sustituyeron el aparejo latino de la "Niña" por velas cuadradas. Colón trazaba la ruta recorrida en un mapa que carecía de latitudes y longitudes, por lo que desde un comienzo incurrió en una serie de errores. Además, solía apuntar distancias inferiores a las que él creía que habían recorrido con el fin de tranquilizar a los tripulantes. Lo curioso es que los datos falseados se acercaban más a la realidad que los supuestos cálculos "correctos". Los errores geográficos y teóricos del navegante resultaron estar finalmente a su favor al igual que las condiciones atmosféricas, por lo que el viaje se realizó sin contratiempos. Los primeros días de octubre, la presencia de numerosas aves y ramas verdes y unbastón labrado flotando en el mar era indicios claros de la proximidad de la tierra. La madrugada del 12 de octubre, el vigía de la "Niña", Juan Rodríguez Bermejo, conocido según la tradición como Rodrigo de Triana, avistó tierra. Ya a la mañana, las tres naves recalaban en una isla del archipiélago de las Lucayas. Colón tomó posesión de la isla en nombre de los reyes católicos y bautizó el lugar como el Salvador. Los indígenas del lugar, sin entender una palabra de español, fueron notificados de su nueva condición de súbditos de la corona. Convencido de haber llegado al continente asiático, Colón y sus hombres prosiguieron su travesía y pisaron Fernandina, Isabela, Cuba y Haití. Estas dos últimas islas fueron bautizadas como Juana y La Española. El jefe de la expedición estaba seguro que Haití correspondía a Japón. Los indígenas no mostraron resistencia y estuvieron dispuestos a intercambiar oro por artículos de escaso valor de la tripulación. El 24 de diciembre, la "Santa María" encalló en un arrecife, por lo que su tripulación debió trasladarse a la "Niña". Colón, investido como almirante y virrey-gobernador de las Indias, construyó el fuerte Navidad con los restos de la nave averiada. En su regreso a España, Colón pasó por Lisboa y le relató al rey Juan II sus descubrimientos. Éste reclamó la soberanía de las islas amparado en el tratado de Alcaçovas-Toledo. En marzo de 1493, el descubridor fue recibido con honores por los reyes en Barcelona y acordó emprender un segundo viaje para alcanzar esta vez el Gran Kan. Segundo viajePara la nueva expedición se dejó atrás la austeridad del primer viaje y se embarcaron nada menos que 17 barcos con 1.500 hombres a bordo. Más allá de los objetivos comerciales y científicos, los tripulantes llevaron la misión de convertir a los indígenas. En la vasta flota se sumaron importantes cartógrafos, futuros descubridores como Ponce de León y cerca de 200 nobles en busca de fortuna. La expedición zarpó desde Cádiz a fines de septiembre de 1493. Al poco tiempo alcanzó las Pequeñas Antillas: Dominica, María Galante y Guadalupe, entre otras. El trato con los indígenas cambió radicalmente respecto del primer viaje y se produjeron duros enfrentamientos. El fuerte Navidad había sido destruido y Colón decidió levantar una segunda fundación en la Isabela. Luego envió 12 barcos con oro, falsas especies, indígenas y aves exóticas. El panorama que encontró el descubridor en la Isabela fue más bien desastroso, porque además de la hostilidad de los indios muchos de sus hombres contrajeron sífilis. Los aborígenes, por su parte, se contagiaron con una enfermedad hasta entonces desconocida, la viruela. A ello se sumaron las propias pugnas entre los descubridores. Los reyes católicos se enteraron del desgobierno que imperaba en las Antillas y enviaron un juez para que les mantuviera al tanto del conflicto. Colón regresó en junio de 1495 y se defendió ante los monarcas, recibiendo de éstos la confirmación de todos sus privilegios. El éxito de la expedición de Cristóbal Colón tentó a varios navegantes, como Juan Cabot, que exploró las costas del este de América del Norte gracias a una patente de navegación concedida por Enrique VII. Tercer viajeEn 1498 Cristóbal Colón emprendió una nueva expedición y llegó a Sudamérica, si bien él creía que estaba en Asia. De hecho, estaba convencido de haber alcanzado el Edén, ya que su clima era templado y desembocaban cuatro ríos. El lugar correspondía a la costa de Venezuela, frente a la isla Trinidad. En su diario, el descubridor escribió que creía haber llegado a "un gran continente, desconocido hasta hoy, pues de él desemboca una gran cantidad de agua dulce, y, por otra parte, Esdras dice en su libro que sobre la tierra hay seis parte de tierra firme por una de agua". Colón partió rumbo a la Española y fue incapaz de contener la rebelión que se había desatado contra su hermano Bartolomé. Recurrió nuevamente a los reyes para intentar frenar el caos y éstos enviaron a un juez pesquisidor, quien tomó preso a Colón y a sus hermanos y los envió a España para ser sometido a la justicia. Los monarcas, que habían recibido numerosas quejas en contra del manejo administrativo de los Colón, decidieron despojar al descubridor de sus títulos de virrey y gobernador, y mantuvieron únicamente su condición de almirante de la Mar Océana además de algunos privilegios económicos. Cuarto viajeEn su cuarto y último viaje, en 1502, Cristóbal Colón debía concretar un complejo reto: hallar la ruta que conectaba la provincia "china" de Cuba con la India. Su idea era lograr dar la vuelta al mundo y retornar a España por occidente. El 11 de mayo de 1502 zarpó con cuatro embarcaciones desde Cádiz con la prohibición expresa de detenerse en La Española, debido al conflicto generado en el anterior viaje. Colón había sido despojado de sus facultades jurisdiccionales y la corona había nombrado a Nicolás de Ovando gobernador de la colonia. Éste no permitió que Colón desembarcara en la costa de Santo Domingo. Colón recorrió las costas de Centroamérica entre Honduras y Panamá y como no encontró el camino hacia las islas de las Especias, debió emprender el regreso a tierra española. La última travesía se realizó en condiciones muy adversas, tanto por el intenso calor como por el hambre y la hostilidad indígena. En 1503, Colón desembarcó en la isla de Jamaica y debió establecerse en forma indefinida a causa de la destrucción de las únicas dos naves que le quedaban. Allí el descubridor enfermó de gota y se vio abandonado a su suerte sin contar con recursos como para dejar la isla. Gracias a la amistad que entabló con unos caciques, consiguió que le vendieran una canoa. De vuelta en España, en 1504, y hasta su muerte en 1506, el navegante trató infructuosamente de que la corona reconociera sus derechos sobre las tierras descubiertas, de acuerdo a lo establecido en las Capitulaciones de Santa Fe. Sin embargo, la muerte de Isabel la Católica terminó por sepultar sus esperanzas y Cristóbal Colón falleció sin saber que había descubierto un nuevo continente. Fuentes:500 Años del Descubrimiento de América, El Mercurio, 1992. Historia del Mundo, Salvat. Diccionario Enciclopédico Abreviado, Espasa-Calpe. www.wikipedia.org