La niña indiferente
Si esta adolescente dark fuese de carne y hueso odiaría la
prensa, la fama, sus miles de fans y hasta sus propios creadores.
A ella le gusta llevar una vida solitaria, oscura y extraña.
Para desgracia de Emily, es conocida mundialmente.
Este es el típico cuento del sueño americano hecho
realidad. Transcurre en los años noventa en Oakland, California.
El adolescentes Rob Reger y sus amigos deciden armar en un garaje
una pequeña empresa de diseño y línea de ropa
bajo el nombre Cosmic Debris Inc..
Al ritmo de la música de grupos como Dead Kennedys, Subhumans,
Minor Threat, The Damned o Social Distortion que resonaba en el
insólito lugar, tomó forma una adolescente que más
adelante se iba a conocer bajo el nombre de Emily.
Su primera aparición en público fue de espalda,
piernas cruzadas y en compañía de un gato negro sobre
una calcamonía. Además había una reveladora
inscripción que decía “Emily didn't search to
belong. She searched to be lost” (Emily no busca pertenecer,
busca perderse). Rob y sus amigos comenzaron a repartir gratuitamente
esta calcamonía en conciertos, disquerías y tiendas
de skaters para promocionar su empresa.
El sueño tomó vuelo. Había algo en “Emily
the Strange” (Emily la extraña). Había algo
en esta chica adolescente de pelo negro, liso y chasquillas que
le llegan hasta sus ojos grandes, también negros. Negros
como su vestido, sus calcetines rallados, sus bototos, sus gatos
y todo el mundo que la rodea.
Había algo en esta niña que tiene como amigos a
aquellos que la dejan en paz, que no sigue a nadie más que
a ella misma, que sólo tolera el rojo como color y odia Hello
Kitty.
Y de tanto odiar al mundo, éste la terminó amando.
Desde EE.UU hasta Tokio.
Emily se transformó en icono de la cultura anti cool. Siguieron
así apareciendo artículos como poleras, bolsos, loncheras,
stickers, pin ups, posters y ropa interior, todos luciendo la cara
inexpresiva de esta niña de trece años.
La fama de esta chica extraña obligó a Rob Reger
y sus amigos darle más vida al comic. Emily comenzó
a tener un carácter más fuerte, opiniones más
ácidas y gustos más definidos. Comenzó a estar
rodeada siempre de sus gatos, Mystery, NeeChee, Sabbath y Miles
y acompañada de frases que parecen estar sacadas de cancioneros.
Finalmente, el sueño se hizo realidad. La chica terminó
facturando millones. Sólo en EE.UU. las primeras dos publicaciones
vendieron 130.000 copias y una de las ediciones fue traducida a
5 idiomas diferentes.
Hoy, Emily ha sido tatuada, es motivo para redecorar piezas enteras
de adolescentes que sueñan con ser esa niña extraña
y objeto de culto de, nada menos, personalidades como Julia Roberts,
Britney Spears y Björk.
En junio se publicó el tercer libro llamado “Emily´s
Good Nightmares” (Las buenas pesadillas de Emily), y ya se
anunció un libro de comics y, era de esperar, el debut de
Emily en la pantalla grande a cargo de Twentieth Century Fox.
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