La increíble historia de un historiador

Era 1971 y el ya agitado Santiago de la Unidad Popular era la trama histórica que marcaría a un espigado cadete de la Escuela Militar, que debía afrontar la pérdida de su padre a los 65 años.

El adolescente optó entonces por dejar las salas de clases de la escuela matriz Bernardo O’Higgins, junto a varios de sus compañeros. En su antiguo colegio, el Liceo Alemán (cuando estaba todavía en Moneda 1661, en la actual Norte-Sur) no lo quisieron recibir de vuelta y no lo quedó otra que ir a parar al Liceo 11 de Las Condes, al lado de la comisaría de Las Tranqueras.

Decidió entonces entrar de llenó en la política y se inscribió en la Juventud Nacional (JN), la de los jóvenes liderados por un histórico Sergio Onofre Jarpa, secundado por un quinceañero Andrés Allamand al frente de los estudiantes secundarios de la JN, de quien el ex cadete terminó siendo su amigo.

Este es, ni más ni menos, el punto de partida de la historia política de Francisco Vidal Salinas, que con 50 años de edad es una de las figuras ya emblemáticas del Gobierno y del PPD, el partido que ayudó a crear a partir de 1985.

Han pasado 30 años y la pregunta es ¿Dónde se produjo el viraje?

Vidal mismo lo explica: “Yo había postulado el 73 a Derecho, Sociología e Historia (en ese orden), y quedé en Historia en la Universidad de Chile, para el segundo semestre. Eso no ocurrió nunca, no pasó nada porque el Pedagógico estuvo cerrado todo un año y reabrió en junio de 1974. De ahí yo ingresé a primer año de historia”.

Pero ya algo había pasado en la Navidad del 73 y el verano del 74. Qué era: A casa de su madre llegó un sobrino a esconderse, para después irse al exilio. Tuvieron la posibilidad de conversar y Vidal poco a poco vio que su opción en la Juventud Nacional de restauración democrática no concordaba “con lo que la derecha realmente hizo”, recuerda.

Vendría entonces la realidad del Pedagógico: “Todos los profesores de izquierda fueron asesinados o expulsados. No podíamos sentarnos más de cuatro en una mesa y, en cualquier minuto, a mis compañeros o a mí mismo, un par de mercenarios -que no eran ni CNI ni DINA- te podían dar vueltas los libros buscándote panfletos”.

Su pasado además lo condenaba con sus nuevos compañeros. “Pasé fácil un par de años chequeado y contrachequeado por los amigos de después”, señala. Vidal había cambiado entonces a sus amigos de la JN por las Juventudes Comunistas. “Cuando ya chequearon que yo había cambiado, me cambié a las tareas propias de la época”, declara.

Ya en 1978, en cuatro años, había logrado sacar la carrera, gracias a sus buenas notas en Historia, y vino la mejor “cobertura” que un opositor podría haber hallado por esos tiempos: profesor de “cultura general” de 400 alumnas de secretariado en el Manpower. Tenía apenas 23 años.

Pasaría a ser, tres años después, el director de asuntos estudiantiles del recién creado Instituto Profesional de Administración del Manpower, de Lyon con Dario Urzúa. El rector era Hugo Lavados Montes (actual director de Pro Chile, ex gerente general del BHIF, ex superintendente de Bancos, Valores y Seguros de Aylwin).

Fue en el Manpower que participó en la primera concentración opositora en el Parque O’Higgins, en noviembre de 1983, y adhirió después a la jornada de protestas del 2 y 3 de julio de 1986, “con Lavados de cómplice y los dueños de la empresa que miraban con cierta tolerancia”, afirma.

Luego vendría su reingresó a las lides partidistas: en 1986 opta por la vía del papel y el lápiz e ingresó al Partido Socialista, en el núcleo que llamaban Pillán y en el que militó Aniceto Rodríguez, cuando volvió del exilio. Rápidamente toma la bandera del PPD, cuando Lagos convoca a formar el partido instrumental.

“La primera sede que tuvo el PPD fue en Dominica, frente al cerro. Me llaman a una reunión de profesionales, que dirigía el periodista Jorge Andrés Richards. Querían agruparse en torno a la profesión, pero yo dije que debía ser por territorio, por comuna. Y por Las Condes estábamos presentes tres: Gonzalo Salvador Meza Allende, nieto de Allende e hijo de la Isabel, su mujer Marcela Ahumada y yo”, relata.

Se les encomendó entonces formar el PPD en Las Condes. Para ello no hallaron nada mejor que pararse con unas fichas en el Faro de Apoquindo. No fueron bien recibidos: “Olvídate los garabatos y las cuantas veces que nos fuimos a las manos”. Reclutaron 472 militantes y con ello cubrieron todas las mesas de la comuna de Las Condes. Su trabajo le valió ser nombrado jefe del comando del NO en la comuna.

Después vendría su gestión como jefe de campaña del diputado Guido Girardi del 89, su candidatura a concejal en Las Condes el 92 con la que obtuvo la quinta votación –que le valió una llamada de Ricardo Lagos a su casa- y en 1995 la entrada como director ejecutivo de la Fundación Chile 21… que marcó su ingreso “oficial” al laguismo y que fue coronada en 1997 con el cargo de vicepresidente del PPD en 1997 y jefe de la campaña parlamentaria de su colectividad.

Paralelamente, en la Universidad Central corría otra carrera: la académica, donde llegó a ser decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Todo un logro para un historiador.

El resto es historia conocida. El 2000 logra ingresar al Palacio de Gobierno, al asumir como subsecretario de Desarrollo Regional y en marzo del 2003 se instala en el círculo de hierro, como vocero del Gobierno.

Han pasado 30 años desde que aquel cadete dejara la Escuela Militar, pero aún hoy le encantan algunas cosas de la tradición militar… aunque sólo sean las marchas.

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