.
.
.
. . . . . . . .
 
  (SALVAJES) HOMBRE DE OJOS TRISTES (Dir.Frank Castorf)
.......................................................................................................................................................................................
 
Cuando la realidad se mueve, se desliza, comienzan a aflorar los miedos. Los seres humanos tratamos de mantener la estabilidad del entorno y de nosotros mismos a toda costa y todo sin parecer preocupados o tontos. Porque de hecho, todos somos unos salvajes, como el hombre de ojos tristes. Y aunque estamos perdidos, solos, abandonados y débiles somos capaces de realizar, de manera convencida, actividades entusiastas y actos de valor.
Así como, Gunter, un médico sin fronteras quien, regresa de Moldavia a su casa. Pero se baja en la estación equivocada y es ahí, debido a este error, donde empieza su angustia existencial. Su texto comienza impregnado de confusión y miedo: “Perdón, tengo que tiritar, ustedes no me conocen, no estoy borracho pero tengo muchísima sed...”. En ese instante los hermanos Emil y Hanno Flick entran en escena y dicen entender a nuestro protagonista. Ambos son amables pero fríos en su manera de ser y consiguen por medio de una sutil obligación, que Gunter los siga hacia su casa. Allí es también donde vive su hermana Hedy, quien se convertirá en su amada, y que es una enfermera que sufre extrañas enfermedades y miedos. En el camino a la casa de los Flick se encuentra con el padre de esta familia quien lo golpea sin razón (y que después actúa como un viejo bonachón) pierde su boleto, su chaqueta y sigue siendo martirizado a través de la sed.

Aunque el escenario se pone cada vez peor para Gunter, en vez de salir huyendo o tomar conciencia de lo que le pasa, decide “arrancharse” con esta nueva “familia” para sobrevivir. Toda la historia, de Händl Klaus transcurre entre el idilio y el abismo donde el espectador, al igual que en una casa del terror, nunca sabrá cuando se tropiece con el próximo hoyo o con una nueva trampa.