Buscamos la ruptura democrática"
El Mercurio, 11 de octubre de 1999
Por ESTER LEVINSKY.

Gladys Marín es una de las candidatas más activa. Viene llegando de la zona sur, durante el fin de semana realizó varias actividades en terreno y a medida que se acerca la elección presidencial su idea es aumentar su presencia en la mayor cantidad de puntos posibles.

Como se sabe, la presencia política del Partido Comunista es más bien a nivel de base, pues no cuentan con representantes parlamentarios. Sin embargo, apuestan a constituirse en una fuerza política de cierto peso a contar de la votación que obtengan en diciembre próximo. Ello, según explicó la candidata, significaría darle mayor fuerza al proceso de rearticulación de la izquierda en que están empeñados.
Mientras, no lo ocultan, apoyarán una serie de movilizaciones sociales que se preparan las próximas semanas en el país.

¿Cuál es la expectativa de votación máxima de su candidatura?
Si se refiere a la expectativa absolutamente electoral numérica, yo parto del hecho absoluto que doblaré la votación que obtuvimos en la elección presidencial pasada con el cura Pizarro, que fue alrededor del 4 %. Yo parto de un 8 %, pero creo que mucha gente que me acompaña electoralmente, y que tiene simpatía por lo que planteo como alternativa, no se va a expresar en los votos. Lo veo en los jóvenes que ahora lamentan no haberse inscrito. Un 8 % sería extraordinario para nosotros.

¿Cree que la votación suya más la de las otras tres candidaturas chicas obligará a la segunda vuelta?
Es probable. Pero no sé, hay tanta plata que está gastando la campaña de Lavín y de Lagos y es tan desequilibrante el poder del dinero. Ya empezaron las campañas radiales.

¿Pero cree que habrá segunda vuelta?
No lo diría ciento por ciento seguro. Depende de cómo se desarrolle el cuadro político más que electoral. Pero es probable que haya una segunda vuelta.

¿Cómo ve ese escenario?
Como un hecho interesante, importante, que muestra que ninguna de las dos fuerzas del sistema es capaz de ganar en un primer momento y que la Concertación, que ha tenido el poder durante 10 años, no sólo no supo ganarse a la gente, sino que ha perdido el apoyo. En ese escenario es mucho más decisiva la aparición de una tercera fuerza.

Pero esa fuerza no estaría en la segunda vuelta...
Pero proyectada al futuro sí, y eso es lo importante. Yo estoy trabajando en esta campaña como la candidata de este nuevo proyecto político con vista a hoy y a mañana. Y ese mañana se va a reflejar más que nada en la fuerza, en el valor agregado que le vamos a colocar con este resultado electoral a lo que es ya nuestra presencia en el mundo sindical, social, cultural, estudiantil. La fuerza política que voy a representar va a ser muy importante.

¿Cómo se reflejaría en la segunda vuelta?
Nosotros partimos del hecho de que las candidaturas de Lavín y de Lagos son candidaturas de un mismo modelo neoliberal. Nosotros no votaremos por ningún candidato neoliberalista.

¿No votarán o votarán nulo?
Eso se decidirá en el momento oportuno. Hoy estamos por mantener la independencia de nuestras fuerzas.

¿No han evaluado la posibilidad de una negociación con Lagos?
¡Negociación no! Cuando nosotros apoyamos a Patricio Aylwin fue una decisión política, pero no negociamos. No vamos a negociar con Lagos por alguna representación en el Gobierno o porque mañana, cuando sea la elección parlamentaria, pudiera haber un juego de apoyo mutuo, no. Nosotros votamos por un programa, por una idea, a no ser que se produjese lo que aparece absolutamente imposible hoy, y que es un viraje de la Concertación a la izquierda. Eso estaría dado por algunos temas fundamentales que no están claros, que no los toma el programa de Lagos. Sus ideas ahora están más atrás que el primer programa de la Concertación. Hoy no aparece la abolición de la Ley de Amnistía, ni la Reforma Tributaria. Cuando hace dos años propusimos apoyar los candidatos a senadores de la Concertación planteamos cinco puntos: nueva Constitución de inmediato, apelando al plebiscito. Reforma del sistema electoral por uno pluralista, reforma tributaria, elevar sueldos, salarios, pensiones y jubilaciones de inmediato. Vemos imposible que la Concertación acepte esto.

¿Como ve a la izquierda chilena en este momento?
La veo en un proceso muy fuerte de reorganización.


¿Y cómo se explica que haya tres candidatos presidenciales que de alguna manera representan a la izquierda?

Yo las calificaría de candidaturas alternativas, que es distinto a ser candidatura de izquierda. Sara Larraín no se declara de izquierda. Tomás Hirsch no se declara de izquierda. Porque ser de izquierda es plantearse una propuesta al país, a la sociedad, de alternativa al sistema capitalista.

Esas candidaturas sí se plantean como alternativa

No lo sé plenamente. Tengo un gran respeto por ambas candidaturas, pero por lo que he leído me parece que Sara Larraín apunta a los temas ecologistas. Lamentablemente vamos divididos y creo que el resultado electoral de diciembre va a ser muy importante para un proceso real de unificación de la izquierda, el cual queremos y por el que vamos a trabajar.

Pero no hay ninguna señal de unidad hasta ahora...
De esas candidaturas. En esta izquierda que represento viene de la raíz allendista.

¿La unidad no se ha logrado acaso porque siempre el PC busca liderarla?
No es así. Nos ha tocado por la historia, por la cultura que hemos aportado, ser un partido importante en esta rearticulación.

Pero han pasado diez años post Pinochet y la izquierda está igual...

No, para nada. Lo he vivido. Partimos sin ser capaces de levantar candidatura propia y ahora tenemos base social fuerte. El tiempo nos ha ido haciendo madurar todos los procesos. El Partido Comunista hoy está consolidado, ya no hay división. Tenemos una Juventud Comunista extraordinaria. Hemos madurado, tenemos más influencia.

¿En qué se manifiesta eso?
En sindicatos, en federaciones, tengo las puertas abiertas en todas partes, aunque no sean organismos comunistas. Puedo llegar a cualquier lugar.

¿No es sólo una cuestión de imagen suya?
Creo que responde a un proceso, todavía difuso, disperso, donde hay conciencia de que el neoliberalismo no sirve, que la Concertación fracasó como fuerza democratizadora y que hay que construir una nueva mayoría. Ahora tenemos a mucha gente con nosotros. Tenemos al mundo "rodriguista". Tuvimos una tremenda división con lo que fue el Frente. Que se pueda discutir y que les parezca o no los métodos, fueron los que más lucharon contra la dictadura, la generación del 80 y hoy todas las corrientes "rodriguistas" convergieron y apoyan mi candidatura. Gente que estaba en el "autónomo", gente que estaba en el movimiento patriótico, gente que ha estado trabajando más en el mundo mapuche. Este es un compromiso más serio de que venga lo que venga vamos a seguir construyendo la izquierda.

¿De aquí a diciembre están en una campaña de apoyo a movilizaciones sociales?
Sin ninguna duda porque mi planteamiento político no es la elección de diciembre, sino crear una nueva mayoría nacional en Chile. Esos cambios se tienen que producir con la presión social imponiéndolos a través de lo que se denomina en el programa la ruptura democrática. Apoyamos todas las movilizaciones. Apoyamos al pueblo mapuche en todo lo que acepten; apoyamos todas las luchas de los cesantes, todas las marchas, las movilizaciones porque es el único elemento de rompimiento, de desequilibrio necesario que queremos crear en la sociedad.

Pero la palabra ruptura todavía causa temor en Chile
Sí y no. Se manejó mucho tiempo la idea del comunismo como cosa terrible porque revierte el sistema.

¿Pero Uds. siguen planteando hoy que una forma adecuada para llegar al poder es a través del caos?
Nunca hemos planteado eso.

¿Pero la ruptura no significa eso?
No. tan seria, tan clara, tan responsable, tan democrática es la idea de la ruptura democrática que la colocamos en nuestro programa presidencial.

¿Significa esa ruptura que la presión social haga caer un Gobierno?
Que la presión social obligue a una nueva Constitución. Que obligue a un nuevo sistema electoral, que obligue a una reforma tributaria.

¿Y eso no es llevar al límite a una sociedad?
Al límite democrático tenemos que llevarla. Nosotros empujamos durante la dictadura todas las cosas hasta el límite para romper con la dictadura y pasar a un estado democrático. Ahora queremos llevar las cosas a un límite de movilización, de presencia necesaria para poder romper con este inmovilismo y este entrampamiento en el cual sea Lagos o Lavín el que salga elegido, vamos a seguir dándonos vuelta en la política de los consensos, de los acuerdos. Y quiero agregar que así como hay gente que puede tener temor, veo por otra parte la gente joven que lo único que quiere es que esto cambie.
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