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“La mujer de dos caras”
Ése fue el nombre de su última película, pero más parece una forma velada de desentrañar la doble vida que llevó.
Distante y enigmática. Esas cualidades que la convirtieron en una verdadera diva del celuloide, fueron siempre atribuidas a su origen nórdico. Sin embargo, la historia se encargó de develar, poco a poco, sus misterios, ésos que pueden explicar esa personalidad fría.
Aunque muchos de sus seguidores prefieren quedarse con la idea de que se retiró tempranamente del cine para no envejecer ante los ojos de sus fans, lo cierto, es que distintos biógrafos han desentrañado un pasado de bisexualidad que ella siempre negó e intentó ocultar, quizás con esa jubilación prematura.
Su vida privada y sus relaciones amorosas, mientras estuvo en la meca del cine, se mantuvieron dentro de los cánones del star system, donde eran sabidas las relaciones homosexuales y lésbicas entre los actores, pero se ocultaban.
Aunque nunca se casó y tampoco tuvo hijos, sus romances con personajes vinculados a la industria del cine fueron conocidos. El primero de ellos fue con su mentor, el director Mauritz Stiller, con quien emigró a Estados Unidos en 1925.
Luego, vino una larga relación de casi dos años con el actor John Gilbert, a quien conoció en el set de filmación de “El demonio y la carne”. Fueron coestrellas en “La reina Cristina”, de 1933, y “Anna Karenina”, de 1935. Al terminar, él tuvo una serie de relaciones fallidas, pero su mayor fracaso se dio en el plano profesional: el cine sonoro develó su voz chillona, que resultó poco atractiva, y los estudios lo despidieron. Gilbert murió al año siguiente, en 1936.
Durante los años 40, habría tenido un affaire con el escritor Erich María Remarque, quien en ese momento estaba vinculado sentimentalmente con la actriz Marlene Dietrich. Este episodio, revelado por la alemana en su diario íntimo, derivó en la ira pública del “ángel azul” quien, presa de los celos, calificó a la sueca de “una mujer arrogante, egoísta y amiga poco confiable”. Pero, el trasfondo se conocería más tarde.
Tras su retiro, momento en que se le rebautiza como “la misteriosa”, se le conocieron otros affaires, entre los que se mencionan a Gary Cooper, Maurice Chevalier y Jean Gabin. También se le vinculó sentimentalmente con el magnate griego Aristóteles Onassis.
Gray Horan, hija de una sobrina de la actriz, sostuvo que Greta Garbo
jamás sostuvo relaciones homosexuales. Pero muchos otros levantaron
una serie de pruebas para refutar aquello.
La más reciente es de Tin Andersen, autor de "Maldita
niña adorada", quien sostiene que "Gurra" (apodo
de la Garbo en su barrio) estuvo enamorada toda su vida de la actriz
sueca Mimi Pollak, también llamada "Mimosa".
La investigación de Andersen se basa en la correspondencia
privada entre ambas donde la divina se muestra obsesionada, aún
cuando su colega de tablas está casada. "Sueño
con verte y descubrir si todavía te interesa tu antigua compañera.
Te amo, pequeña Mimosa", son algunas de las explícitas
declaraciones que le hacía en 1928.
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