Actos
de barbarie en museo de Kabul
El
Mercurio
Lunes
26 de noviembre de 2001
Ministros del régimen
talibán encabezaron un insensato ataque y rompieron más
de 2.750 antiguas y valiosas obras de arte.
Daniel
McGrory y Dalya Alberge, The Times.
KABUL.-
Dos ministros talibanes armados con picotas y mazos encabezaron
una violenta incursión contra el Museo Nacional de Kabul y
destruyeron más de dos mil 750 obras de arte.
Testigos describieron por primera vez el jueves cómo los tesoros,
algunos de más de cuatro mil años, fueron destruidos por órdenes
directas del mullá Mohammed Omar, el líder supremo de los
talibanes.
Expertos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) están
desesperados por llegar a Afganistán para investigar la extensión
de los daños sufridos por los monumentos y piezas culturales
y del saqueo de los combatientes.
Fue la llamada "guerra contra los infieles" de los talibanes
la que provocó el asalto al museo, sólo semanas después de
que Omar ordenó la destrucción de los Budas de Bamiyán a principios
de este año.
El mullá Qudratullá Jamal, ministro de Información y Cultura,
y Aqajan Motaseb, ministro de Hacienda, pasaron tres días
recorriendo el museo con algunos personeros del recinto, quienes
fueron obligados a punta de pistola a señalar la importancia
de cada objeto exhibido antes de que los funcionarios talibanes
los destruyeran.
Vandalismo
Mir Abdul Rauf Zaker, de 50 años, arqueólogo y director del
Instituto de Historia en la Academia Afgana de Ciencias, describió
al diario "Los Angeles Times" cómo lo obligaron a presenciar
el vandalismo oficial.
"No sé por qué se convirtieron en enemigos de nuestras antigüedades",
aseveró.
Se le unió en el recorrido forzado por el museo el historiador
de arte más respetado de Kabul, Yahya Mohebzadah, de 38 años,
quien había pasado años tratando de proteger miles de tesoros
culturales.
Ambos hombres arriesgaron sus vidas al esconder algunos ítemes.
Tesoros que estaban ocultos en un sótano fueron irremediablemente
destruidos.
Mohebzadah contó que los talibanes empezaron con una de las
preciadas posesiones, una imagen de arcilla de un "bodhisattva",
un budista que busca la completa iluminación, hecho hace mil
600 años. Cuando los talibanes vieron al historiador lamentándose,
amenazaron con matarlo.
Al principio los dos funcionarios creían que los ministros
talibanes habían sido enviados para hacer un inventario de
la colección. "Pero cuando entraron, fueron como un tigre
hambriento en busca de una presa", precisó Mohebzadah.
Los soldados del Ministerio para la Promoción de la Virtud
y la Prevención del Vicio utilizaron un martillo para acelerar
el proceso. El ministro de Cultura disfrutó particularmente
el aniquilamiento de una estatua de piedra caliza del Rey
Kanishka, quien reinó alrededor del año II de nuestra era
cuando el budismo alcanzó su punto máximo en la región. Lo
único que quedó de la estatua fueron sus pies de modo que
los funcionarios sugirieron que no tenía sentido destruirlos.
El mullá alcanzó un hacha y sonrió.
Todo lo que Mohebzadah dejó como inventario es una guía turística
de 1974 puesto que todos los registros del museo fueron destruidos.
En la época en que los talibanes llegaron al poder en 1996,
más del 70 por ciento de la colección del museo había sido
sustraído o aniquilado y al principio los nuevos gobernantes
protegieron la colección. La actitud cambió el año pasado
con el edicto del mullá Omar de no permitir nada excepto el
arte islámico porque el resto era blasfemo. |