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Desafío a la unidad
Afganistán es un mosaico de pueblos
El Mercurio
Jueves 4 de Octubre de 2001

Históricamente el país ha vivido convulsionado por una serie de luchas étnicas.

Alberto Rojas Mocoso y Daniela González Diez

Mientras el mundo espera la anunciada represalia de Estados Unidos contra Afganistán, los grupos internos contrarios a los talibanes han comenzado a organizarse para delinear el futuro de este país ante la eventual salida del poder de esta milicia integrista.

La opositora Alianza del Norte y el rey afgano en el exilio, Mohammed Zahir Shah, ya acordaron la creación de un "Consejo Supremo para la Unidad Nacional" que preparará las bases de un futuro gobierno de transición.

Pero más allá de derrocar al mullá Mohammed Omar, el verdadero desafío que enfrenta el rey y la oposición afgana, es lograr la unidad en un país en el que la división étnica ha provocado innumerables luchas a lo largo de su historia.

Afganistán es un mosaico de etnias, orígenes y lenguas que amenaza cualquier alianza de gobierno y la estabilidad de toda la región. Aquí conviven más de diez grupos étnicos diferentes entre los que destacan los pashtun y los tadjikos.

A ello se agregan las dos corrientes religiosas, sunnitas y chiítas, y los más de 20 idiomas y dialectos.

"En los últimos 200 años no podemos ver en Afganistán un Estado moderno. Estos grupos han estado luchando por obtener el poder. Sin embargo, nunca se establecieron países separados en términos étnicos, lo que significa que las diferentes facciones que estuvieron bajo la corona afgana querían un solo país", dice Philip Oldenburg, director del Instituto de Estudios Asiáticos de la Universidad de Columbia.

Para Thomas Gouttierre, director del Centro de Estudios Afganos de la Universidad de Nebraska, resolver el tema de la diversidad étnica es clave porque - salvo durante la lucha contra los soviéticos- todos estos años de guerras internas han acrecentado las diferencias.

Enemigo común

Sólo en 1979 se logró la cohesión de los pashtun, tadjikos, uzbekos y demás grupos. La invasión de la URSS permitió a los afganos hacer un paréntesis en sus enfrentamientos y unirse como guerrillas muyajedines, logrando la salida de Moscú después de diez años de conflicto.

Pero tras la retirada soviética, las disputas territoriales entre las etnias llevaron a Afganistán a la guerra civil. El caos se extendió hasta que los talibanes - que no son una etnia sino un grupo religioso- armados y apoyados por Pakistán, capturaron el 90 % del país entre 1995 y 1996.

En tanto los talibanes consolidaron su poder, el resto de los grupos, excepto los pashtun que les dieron su apoyo, se replegaron hacia el norte y se proclamaron como Frente Nacional Islámico Unido para la Salvación de Afganistán, hoy conocido como la Alianza del Norte.

El problema de esta Alianza es que no sólo no incorpora a los pashtun, el grupo mayoritario, sino que además ha tenido grandes dificultades en mantener unidos a sus miembros tadjikos, uzbekos y hazaras (ver recuadro).

"Los talibanes debido a su comportamiento han alienado a todas estas minorías, que hoy son sus enemigos. EE.UU. no tiene que ocupar Afganistán porque hay afganos que combatirán a los talibanes por nosotros", dice Michael Radu, del Foreign Policy Research Institute.

En este momento, conseguir el apoyo de la mayoría pashtun es trascendental para deponer a los talibanes y garantizar el éxito de cualquier gobierno de transición.

En ese sentido, el rey Zahir Shah surge como un líder interino lógico debido a su origen pashtun. Sin embargo, algunos jefes tribales del norte ya han amenazado con continuar su lucha si no están de acuerdo con el nuevo gobierno de concertación.

"La posibilidad de un futuro gobierno no talibán no pasa tanto por la Alianza del Norte como por el rey, creo que él es esencial como catalizador para una coalición entre los líderes tribales a través de la Loya Jirga (gran asamblea de jefes tribales afganos)", dice Oldenburg.

Además, el grado de presencia y participación que cada etnia tenga en el nuevo gobierno será clave para la estabilidad.

Amplia representación

"Va a ser muy importante que al comienzo de cualquier gobierno postalibán todos los grupos étnicos y religiosos más importantes sientan que están correctamente representados. Esto es lo que no ocurrió en el pasado", explica Gouttierre.

Agrega que "históricamente Afganistán ha basado su democracia en la representación proporcional, la estructura tribal tradicional, que ahora deberán tratar de reeditar para que todos sientan que están justamente representados".

Cada grupo étnico o religioso tratará de obtener el mayor número de representantes y como no existe ningún censo actual será difícil determinar con precisión su relevancia. Sin hablar de los nómadas y de los millones de afganos radicados en el extranjero, entre los que se encuentra parte de la élite del país.

Aunque hoy todos parecen unidos ante el enemigo común que son los talibanes, nada garantiza que en el futuro no resurjan las diferencias, del mismo modo que ocurrió tras concluir la retirada soviética.

La diversidad de la Alianza

Al menos seis grupos muyajedines que combatieron a la URSS operan bajo el paraguas de la Alianza del Norte, coalición que da cuenta de las divisiones étnicas que afectan la estabilidad de Afganistán:

La Sociedad Islámica: Liderada por el estudioso del Islam Burhanuddin Rabbani. Es el grupo más grande, formado étnicamente - en su mayoría- por tadjikos. Sus fuerzas fueron comandadas por Ahmed Shah Massud.

La Alianza Islámica: Liderada por Abdurrab Rasul Sayyaf, quien estudió con Rabbani en Kabul en los '70 y cuyas fuerzas fueron apoyadas por Arabia Saudita durante los '80 en su lucha contra los soviéticos.

El Movimiento Nacional Islámico de Afganistán: Comandado por Abdul Rashid Dostum, un uzbeko de la norteña ciudad de Mazar-i-Sharif, quien frecuentemente se cambió de bando. El 26 de septiembre pasado se informó de su muerte, pero no se ha confirmado.

El Partido de la Unidad Islámica: Grupo chiíta casi totalmente hazara del centro y oeste de Afganistán. Es apoyado por Irán, donde su líder Mohammed Karim Khalili tiene su base de operaciones.

El Movimiento Islámico: Grupo de chiítas no hazara liderados por el Sheik Mohammed Asef Mohsini.

El Consejo del Este: Bajo el liderazgo de Haji Abdul Qadir, líder de los Arsala, un clan étnicamente pashtun del este de Afganistán.

 

 

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