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Tratativas para el futuro de Afganistán
La Alianza del Norte acepta negociar el gobierno
El Mercurio
Miércoles 21 de noviembre de 2001

El grupo antitalibán que controla Kabul dijo que participará junto a otras facciones en una conferencia que se realizará en Alemania.


ANUNCIO.- El ministro de RR.EE. de la Alianza, Abdullá Abdullá (izquierda), junto al enviado especial de la ONU para Afganistán, Francesc Vendrell, al momento de anunciar ayer que el grupo antitalibán participará en las conversaciones.

Luis Pino Gumucio y agencias

Los llamados de la comunidad internacional para que la Alianza del Norte inicie un proceso negociador de cara a formar un futuro gobierno representativo de la diversidad étnica afgana tuvo ayer un importante éxito, luego que la dirigencia del grupo aceptara, a partir del próximo lunes 26, realizar conversaciones con ese propósito en Alemania.

Francesc Vendrell, el enviado de la ONU en Afganistán, dijo que las pláticas incluirán a representantes de las etnias más importantes de Afganistán, incluida la mayoritaria pashtún, a la que también pertenecen los talibanes. Estos últimos, sin embargo, no estarán presentes en la mesa de negociaciones. Sí asistirá una representación del ex monarca afgano, Mohammed Zahir Shah.

La Cancillería alemana hizo público un comunicado en el que informó que el lugar de la reunión "todavía debe ser establecido", pero todo apunta a que será Berlín.

La ONU ha comprometido su apoyo a un gobierno de "base amplia, multiétnico y representativo del pueblo afgano". Pero, como buena parte de la Alianza del Norte, su líder, Burhanuddin Rabbani, es de etnia tadjika, minoritaria en el país. Este dirigente llevó las riendas de la nación entre 1992 y 1996, después del retiro soviético y hasta que lo derrocaron los talibanes. Naciones Unidas nunca reconoció a esa milicia como el legítimo gobierno.

Rabbani ha dicho que un eventual gobierno suyo integrará a todas las etnias. Pero a juicio de los expertos, las señales dadas por la Alianza no han sido suficientemente contundentes. Esto ha alimentado las inquietudes sobre un grupo sin mucho apoyo local y confianza de parte de la comunidad internacional.

Rabbani - que calificó las conversaciones de Alemania como "simbólicas", a la espera de que se realicen en suelo afgano- ha permitido las ejecuciones sumarias de muchos de sus enemigos capturados, ha colocado a sus colaboradores al frente de los principales ministerios y nombrado gobernadores.

De momento, tal como el mismo Vendrell declaró ayer, no parece que los talibanes vayan a tener cargos en el futuro Ejecutivo. Y esto, entre los estudiosos de la realidad afgana, es apoyado y rechazado.

Partidario de esa opción es Michael Clark, analista experto en Afganistán del Centro para Estudios de la Defensa del King's College de Londres, quien en conversación con "El Mercurio" explica que no cree que los talibanes representen necesariamente a todos los pashtún.

"Después de esta crisis y considerando la forma en que han gobernado el país, no creo que alguien vaya a reclamar que estén en el gobierno como un grupo político. En consecuencia, lo que la ONU debería hacer es trabajar con otros líderes pashtún que sí representen a esa etnia", dice Clark.

Amenaza real

No obstante el descrédito de los milicianos entre la población, este experto británico reconoce que los talibanes, a pesar de su rápida descomposición como régimen, permanecerán bastante tiempo siendo una amenaza real de desestabilización para cualquier gobierno.

"Los talibanes no están completamente acabados. Tienen aún un número no despreciable de guerrilleros armados y a salvo, de momento, en las montañas. Por lo mismo, no es descartable que algunos formen unidades que podrían seguir operando, aunque no creo que tengan la fuerza para destruir un acuerdo consensuado internacionalmente que además esté apoyado por fuerzas militares", agrega Clark.

Una visión algo más optimista acerca de la contribución que podrían hacer ciertos elementos talibanes ofrece Frederick Starr, presidente del Instituto de Asia Central y el Caúcaso de la Universidad Johns Hopkins (Washington D.C.), quien explica a este diario que los miembros más moderados o rangos medios de la milicia, quienes no han estado directamente en contacto con Osama bin Laden y su red terrorista Al Qaeda, sí serían un aporte en el nuevo gobierno.

Starr recuerda que muchos líderes locales pashtunes apoyaron a los talibanes porque fueron estos últimos quienes detuvieron las matanzas entre 1994 y 1995, cuando el país estaba bajo el control de Rabbani y la cúpula de la Alianza del Norte.

Este experto desestima que una vez incorporados, los talibanes puedan desestabilizar un gobierno, ya que un régimen "representativo de todos los afganos incluiría a antiguos miembros del régimen talibán como una voz entre muchas y no como voz dominante".

"Afganistán tiene muy poca gente alfabeta con experiencia en manejar cualquier cosa. No existe nada parecido a una clase media. Por lo tanto, el nuevo gobierno tiene que buscar atraer a gente con habilidades, incluso aunque hayan trabajado con los talibanes antes", agrega Starr.

En lo que sí parece haber coincidencia entre los expertos es en los recelos y desconfianzas hacia la Alianza, sus capacidades y su proclamada voluntad de no acaparar el poder o la mayor parte de él.

"La Alianza del Norte se ha mostrado como una organización fragmentada sobre la que no está claro qué piensa acerca de cualquier cosa en particular y creo que tomará un buen tiempo clarificarlo", afirma el analista del King's College, quien agrega que es probable que trate de asegurar la mayor cantidad de poder posible, manteniendo Kabul bajo su control, en contra de los deseos de la comunidad internacional.

Sobre este mismo aspecto, Starr critica la "irresponsabilidad" de ciertos intereses extranjeros que, con su apoyo explícito a Rabbani - aunque eso no asegura que sea él al final la cabeza del gobierno- , han estimulado las ansias de poder de la Alianza del Norte.

En particular, Starr señala a Rusia e Irán, que - dice- podrían ayudar a sembrar una nueva guerra, causando la reacción de los pashtunes de Afganistán y de los cerca de 16 millones de miembros de esa etnia que viven Pakistán.

El camino de la reconstrucción

El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, inauguró ayer el primer encuentro para coordinar la reconstrucción de Afganistán que - dijo- tiene que comenzar rápidamente en los territorios ya liberados del control de los talibanes.

Los representantes de los siete países más industrializados del mundo y de otras diez naciones, además de organizaciones internacionales y bancos, discutieron sobre la coordinación y el costo de la reconstrucción de ese país.

"Llegó el momento de mirar más allá de las exigencias humanitarias y dirigir nuestra atención a la reconstrucción", dijo Powell, quien agregó que "la comunidad internacional no podrá enfrentar la enorme tarea de reconstrucción sin un interlocutor válido en Kabul, un gobierno de unidad nacional que represente a toda la población, etnias y regiones, mujeres y hombres".

 

 

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