Ardua
búsqueda del próximo gobierno
El
Mercurio
Domingo
14 de octubre de 2001
La
inminente caída del régimen afgano apunta los esfuerzos a resolver
el futuro del país.
REY EXILIADO.- Mohammed Zahir Shah. |
Pablo
Soto González Enviado
especial
ISLAMABAD.-
A medida que se intensifican los bombardeos sobre los objetivos talibanes, diversos
actores políticos están haciendo esfuerzos diplomáticos paralelos para resolver
el futuro de Afganistán. Todos concuerdan en que, al ritmo actual de
los ataques, no es mucho tiempo más lo que podrán resistir los talibanes que gobiernan
Afganistán, quienes se verán forzados a dejar el poder que han ejercido por más
de cinco años y posiblemente retirarse a resistir en una guerra de guerrillas.
La búsqueda de un gobierno que traiga paz y estabilidad a Afganistán y de
paso lo limpie de su imagen de centro internacional del terrorismo es una tarea
en la que muchos sectores están interesados. La idea más frecuente que
se escucha estos días aquí en Islamabad es la que impulsan el Presidente paquistaní,
Pervez Musharraf, más Estados Unidos y Gran Bretaña. Este proyecto, que
seguramente será el que se impondrá, es el de crear un gobierno postalibán con
amplia base de representatividad como única forma de asegurar un futuro estable
para el país. La tarea no es fácil, en especial si se tiene en cuenta
la gran diversidad étnica de los afganos. "La sociedad afgana es básicamente
multiétnica, con mayoría de pashtunes seguidos por uzbekos y tadjikos", explica
a "El Mercurio" Babar Shah, experto en el caso afgano y Asia Central del Instituto
de Estudios Estratégicos de Islamabad. Figura central
La fórmula planeada por los aliados y Pakistán tiene su figura central en el rey
Mohammed Zahir Shah, el exiliado monarca de origen pashtun que vive en Roma.
El rey Zahir se ha manifestado dispuesto a participar en un futuro gobierno
afgano y la idea es vista con gran aceptación por Washington, Londres e Islamabad.
Zahir fue derrocado por su sobrino Sardar Dawood en un golpe en 1973 que
puso fin a lo que algunos llaman aquí uno de los períodos más florecientes de
Afganistán. El monarca gobernó 40 años en los que las constantes guerras
y rencillas internas estuvieron ausentes. "En circunstancias normales
nadie habría llamado al rey ya que es muy anciano - tiene 86 años de edad- y poco
apoyo", sostiene Ihtasham-ul-Haque, analista del diario local en inglés "Dawn".
Pero en las condiciones actuales, con Afganistán bajo fuego aliado y los
talibanes al margen de un futuro gobierno, la figura del rey cuenta con el apoyo
clave de EE.UU., Gran Bretaña y Pakistán. Es resistido, sin embargo,
por los talibanes y por los grupos religiosos paquistaníes que apoyan al régimen
de Kabul. El rol de Pakistán
El problema surge porque
Pakistán considera que debe tener un rol preponderante en el futuro gobierno,
para asegurar el "interés nacional", tal como lo ha afirmado el gobierno de Musharraf.
Y la posibilidad de que la opositora Alianza del Norte tenga protagonismo
en un futuro gobierno es resistida por Islamabad. La agrupación es consciente
de su importancia. Incluso la semana pasada, Rashid Dostum, uno de los líderes
militares de la Alianza señaló que sin ellos "será imposible sacar del poder a
los talibanes". La Alianza del Norte ya dio una jugada maestra, pues
acordó con el rey Zahir Shah el nacimiento del Consejo Supremo para la UnidadNacional
de Afganistán como pasoprevio a la formación de un gobierno provisional y a la
elección de un nuevo Jefe de Estado. También convocaron a una Loya Jirga
(gran asamblea de los jefes de las tribus afganas, que no se reúnedesde 1964)
que elegirá un jefe de Estado y un gobierno de transición. La participación
de la Alianza del Norte no es vista con buenos ojos por Pakistán que teme que
la influencia ganada en los últimos años en Afganistán se vea resentida cuando
los talibanes dejen el poder. |