Base en Afganistán permitirá a norteamericanos acelerar la ofensiva
El
Mercurio
Miércoles
28 de noviembre de 2001
EE.UU. acepta el riesgo de bajas con tal de aumentar la eficacia de sus acciones en terreno y de garantizar el factor sorpresa contra el enemigo.
Daniela
González Diez y Alberto Rojas Moscoso
Vehículos todo terreno con cañones y misiles antitanques patrullaban ayer las zonas aledañas a un aeródromo en el desierto afgano, donde los infantes de marina norteamericanos (marines) establecieron una avanzada cerca de Kandahar, ciudad que hasta hace poco fue el corazón del movimiento talibán.
Ayer se completó el despliegue de al menos 600 marines y según la secretaría de Defensa norteamericana la cifra ascendería a 1.000 en las próximas 24 horas.
La portavoz del Pentágono, Victoria Clarke, aclaró de inmediato que Washington no tiene intención de ocupar parte del país ni "de permanecer más tiempo del necesario" y que estos militares entrenados para múltiples tareas, apoyarán a las fuerzas especiales, cuyo equipamiento es más liviano.
Operaciones de campo
La presencia masiva de efectivos estadounidenses en territorio afgano abre una nueva fase en esta operación militar.
"Washington siempre dijo que uno de los objetivos de la campaña aérea era establecer las condiciones para que fuerzas de Estados Unidos tuvieran libre acceso a Afganistán, y que esto permitiera que las tropas pudieran perseguir a los miembros de la red terrorista Al Qaeda y a los talibanes de manera más rápida", explica John Pike, director del centro de estudios GlobalSecurity.org.
En ese sentido, el enclave en Afganistán garantiza un mejor aprovechamiento de la información de inteligencia, ya que ante escenarios bélicos tan cambiantes, transportar efectivos desde el Mar Arábigo implicaba perder el factor sorpresa.
"Ahora las tropas estarán a sólo unos minutos de sus objetivos, que tendrán mucho menos tiempo para reaccionar frente al ataque. Si las fuerzas de Estados Unidos tienen problemas y necesitan apoyo, tropas extra podrán llegar de manera más rápida. Y serán abastecidos de personal y equipos por aire", agrega Pike.
Además, la posibilidad de contar con una base de operaciones en suelo afgano resuelve uno de los problemas que afectaron la campaña desde su inicio: el uso limitado de bases en terceros países de Asia Central o Medio Oriente.
"Tener esta base es mejor por dos razones: proximidad geográfica al enemigo y porque no se tienen las restricciones políticas de cuando se opera desde el territorio de un tercer país. El área que manejan los marines ahora está bajo control de Estados Unidos", explica Jack Spencer, analista de defensa de la Fundación Heritage, de Washington.
Sin embargo, al tiempo que la operación militar se vuelve más efectiva y precisa, también aumenta el peligro de sufrir bajas.
Ayuda local
"Cada vez que se envían más soldados y marines a una zona de guerra, naturalmente se aumenta el riesgo de que algunos de ellos terminen heridos o muertos", dice el coronel (r) Daniel Smith, del Centro de Información sobre Defensa.
"Pero los marines estarán en alerta y yo espero que las fuerzas pashtunes no talibanes formen un anillo en torno a Kandahar, que se convierta en un aviso temprano y una fuerza para bloquear cualquier intento de ataque de los talibanes en contra de la base aérea donde están los marines", agrega Smith.
Desde que Estados Unidos expulsó a las tropas iraquíes desde Kuwait - durante la Guerra del Golfo (1990-1991)- , desplegando cerca de 500.000 hombres en la Operación Tormenta del Desierto, el temor a que Washington termine involucrado en un fracaso militar como el de Vietnam ha ido quedando en el pasado.
Sin embargo, ante la actual presencia de operativos en Afganistán, inevitablemente surgen algunas voces que despiertan los fantasmas de la intervención norteamericana en Indochina.
En 1968, una base con 6.000 marines norteamericanos fue prácticamente sitiada por 20.000 norvietnamitas en Khe Sanh, al sur de la entonces frontera entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur.
Durante al menos 77 días se desarrolló uno de los asedios más intensos de la Guerra de Vietnam. Hacia mediados del mismo año, cuando la intensidad de los combates disminuyó, se dio la orden de desmantelar la base.
Si bien la sombra de Vietnam permanece como un hecho en la historia militar de Estados Unidos, el analista de la Fundación Heritage desestima cualquier comparación entre lo sucedido en Vietnam y la actual guerra contra el terrorismo.
"Afganistán no es Vietnam. Primero, porque nunca dos guerras son iguales. Segundo, los talibanes no tienen un apoyo de la población, en Vietnam no sólo se luchaba contra las fuerzas militares, había toda una nación detrás. Además, Vietnam era apoyado por la URSS, pero a los talibanes no los apoya nadie. También, tecnológicamente hoy somos mucho más eficientes y capaces que con las fuerzas de elite de los '60 o '70", sostiene Spencer. |