Polémica
en Washington
Defensores
de DD.HH. rechazan ley antiterrorista
El
Mercurio
Sábado
27 de octubre de 2001
Estos grupos aseguran que las
nuevas disposiciones pueden facilitar la represión y
poner en peligro derechos fundamentales.
Robin
Toner y Neil A. Lewis, The New York Times.
WASHINGTON.-
Cerca de siete semanas después de los sangrientos atentados
en Nueva York y Washington, la policía federal y el Departamento
de Justicia se preparan para desmantelar las redes terroristas
en Estados Unidos con la entrada en vigor ayer de la llamada
ley patriótica contra el terrorismo.
El Presidente George W. Bush la firmó ayer en la mañana durante
una ceremonia en la Casa Blanca, menos de 24 horas después
de que obtuviera la definitiva luz verde del Congreso. "Esta
ley es esencial no solamente para perseguir y castigar a los
terroristas, sino también para prevenir nuevas atrocidades",
destacó el Mandatario.
Durante su trámite en el Congreso los legisladores sostuvieron
que la ley permitía un apropiado equilibrio entre las libertades
civiles y las necesidades de mayor seguridad de una nación
en riesgo.
Pero los defensores de las libertades civiles afirmaron que
la nueva ley ponía en peligro los derechos fundamentales y
requeriría de una firme atención para mantener a las autoridades
en línea.
Dicen que los nuevos estándares para la vigilancia e investigación
son tan flexibles que es casi seguro que las autoridades utilizarán
tales poderes contra las personas.
Los defensores de la privacidad como Jerry Berman, director
ejecutivo del grupo de defensa Centro para la Democracia y
la Tecnología, observan que el proyecto de ley otorga al gobierno
federal la capacidad de obtener una serie de registros e información
sobre individuos, con poca supervisión judicial, lo cual es
contraproducente para lademocracia.
Estos grupos tienen además gran preocupación por la expansión
de los poderes de una corte especial que otorgue autorización
secreta al gobierno para llevar a cabo vigilancia electrónica
contra personas sospechosas de estar involucradas con un gobierno
extranjero.
Efecto desalentador
Laura W. Murphy, directora de la oficina nacional de la American
Civil Liberties Union (ACLU), también sostuvo que la nueva
ley define el delito de albergar y apoyar terroristas tan
ampliamente que es inevitable que tenga un efecto desalentador
en la actividad de ciudadanos comprometidos con grupos pro
inmigrantes y pacifistas.
La ley autoriza a la justicia y a los servicios de inmigración
a mantener detenido a un extranjero sospechoso de actos terroristas
por 7 días (actualmente es de 48 horas) sin suministrar un
acta de acusación.
David Cole, un abogado del Centro para los Derechos Constitucionales,
sostuvo que la ley se redactó tan ampliamente que hace que
las personas queden aptas para la deportación por apoyar grupos
que estuvieran sólo marginalmente involucrados en terrorismo.
Por ejemplo, afirmó Cole, el Congreso Nacional Africano bajo
Nelson Mandela estuvo por muchos años en la lista negra del
Departamento de Estado, pero era muy popular entre los estadounidenses.
Viet Dinh, fiscal general asistente del Departamento de Justicia,
respondió: "No creo que se vaya a abusar de estos poderes".
Y agregó que, al final, las protecciones de la Constitución
todavía serían pertinentes, y que las cortes dirán la última
palabra.
Aquellos que apoyan la legislación señalan que algunas de
las cláusulas más polémicas concernientes a la autoridad de
vigilancia expirarán en cuatro años, a menos que el Congreso
las renueve.
"Siempre me inquieta que nuevos poderes se utilicen mal",
dijo el representante Howard L. Berman quien votó a favor
de la ley. "Pero la válvula de seguridad más importante es
la expiración. Tenemos los medios de comunicación y la vigilancia
del Congreso", precisó. |