Afganistán-Pakistán
Drama humanitario en la frontera
El
Mercurio
Miércoles
31 de octubre de 2001
Miles de afganos colapsan los campos de desplazados. Brotes de violencia, falta de comida y de agua son problemas cotidianos.
Daniel
González Diez y Ximena Villalón Mussons.
Los
organismos internacionales de ayuda humanitaria no dan abasto.
Millones de afganos se agolpan en los principales pasos fronterizos
y en su intento por huir están dispuestos incluso a usar la
fuerza. El invierno en Afganistán se acerca y las amenazantes
nevadas sólo podrán empeorar las cosas.
Los países vecinos en general mantienen cerradas sus fronteras para evitar inundarse de ciudadanos hambrientos y desamparados.
Así las cosas, los campamentos de refugiados se suceden a ambos lados de la frontera entre Afganistán y Pakistán. En una parte se ubican los que lograron cruzar, y en la otra, los que esperan su oportunidad para dejar atrás los bombardeos.
Haziza, de 12 años, dice al diario "The New York Times" que en su mente aún tiene las imágenes de su madre y su hermano menor, muertos durante la primera noche de bombardeos norteamericanos en Kabul. "Sus caras estaban cubiertas de sangre", relata.
La niña vive ahora en un campo de refugiados de Peshawar, el que fue visitado el fin de semana por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Ruud Lubbers. Durante el recorrido, el personero anunció la puesta en marcha de quince nuevos campamentos en Pakistán, capaces de albergar a 150.000 personas.
Situación desesperada Hasta el momento, Islamabad sólo acepta la entrada de "casos humanitarios", como heridos, niños y ancianos, pero la ONU está negociando con las autoridades la apertura de su frontera.
La situación de los desplazados es desesperada. Ayer Pakistán accedió a que 500 mujeres y niños entraran al país por el paso de Chamán. Otros cientos de refugiados que fueron rechazados apedrearon a los guardias fronterizos y derribaron las alambradas, muchos de ellos logrando entrar en forma ilegal.
"Las negociaciones con Islamabad progresan lentamente, porque Pakistán ya tiene 2 millones de refugiados de los conflictos y de la sequía de los años anteriores. Entonces el gobierno no está muy entusiasmado de recibir con los brazos abiertos una gran carga", dice Doris Knoechel, directora operativa en Peshawar de la ONG World Vision.
"Lo que hemos visto hasta el momento son mujeres y niños afganos que llegan en condiciones deplorables, y hemos detectados muchos casos de mujeres que dan a luz en el camino", agrega Knoechel.
Omiad, de 19 años, quien escapó de Kabul y está ahora en Peshawar, cuenta: "No podíamos salir de la casa y había muy poca comida".
La malaria, cólera y sarampión se repiten entre los recién llegados."La mayoría son mujeres y niños. También hay adultos mayores, pero hombres jóvenes prácticamente no se ven", dice Knoechel.
Miles de personas que huyen a las montañas estarán completamente aisladas cuando llegue el invierno. "Dentro de dos semanas la nieve va a cubrir todas las carreteras y esa gente quedará atrapada", dice Mario Musa, portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para Afganistán en Islamabad.
Drama interno Pero el drama de los refugiados es sólo una de las realidades que se viven en Afganistán. Para cruzar las fronteras los afganos tienen que hacer un viaje muy largo y muchas veces pagar bastante dinero a los traficantes que los transportan y a los guardias de frontera. "Los que se convierten en refugiados son gente que puede huir. El problema es que hay personas mucho más pobres que, aunque quieran, no pueden escapar", dice Musa.
Para el CICR lo más importante es seguir ayudando a la gente dentro de Afganistán y presionar a los talibanes para que le permita regresar al país con su personal extranjero. "Como nuestros almacenes fueron destruidos por los bombardeos vamos a mandar muy pronto mangas de plástico, carpas, mantas para el invierno porque ya hace mucho frío y las casas han resultado destruidas", afirma Musa.
Todavía no se ve muy claro cuándo los organismos humanitarios podrían tener acceso a Afganistán y mientras tanto lo único que se puede hacer es acumular víveres en las fronteras para el momento en que los talibanes cambien de opinión o se rindan. "Ahora sólo estamos en la fase preparatoria. Lo peor está aún por venir, lamentablemente", dice Doris Knoechel.
Los niños de Afganistán El 25% de los niños nacidos en Afganistán morirá antes de cumplir 5 años. La mitad de la población menor de 18 años (11 millones) sufre de malnutrición y el 20% de los recién nacidos ya están desnutridos.
La Unicef, el Ministerio de Salud Pública de Afganistán y la ONG "Salva a los niños" realizaron en 1997 la última encuesta disponible sobre la situación de la infancia en el país centroasiático.
El 72% de los encuestados, de entre 8 y 18 años, declaró que tenía algún familiar cercano que había muerto entre 1992 y 1996. En el 40% de esos casos, el niño había perdido a uno o ambos padres.
Cerca del 75% de los niños piensa que no llegará a adulto. La mayoría de ellos sufre pesadillas, ansiedad y problemas de concentración. El 66% dijo tener miedo y la mitad afirmó que ese era el sentimiento más fuerte en su vida.
Para ayudar a estos niños, la Unicef comenzó hace tres años a trabajar con un equipo de 15 sicólogos afganos, provenientes de organizaciones no gubernamentales. Durante este tiempo, el plan ha tenido que sortear las dificultades causadas por la guerra civil y la actual crisis belica. |