La
expansión musulmana
Los
hijos de Alá
El
Mercurio
Domingo
7 de octubre de 2001
Para los musulmanes el Islam
es vida. Son más de mil 200 millones de fieles repartidos
por el mundo y Occidente no está ajeno a este avance.
Hoy, siete millones de estadounidenses son seguidores del profeta
Mahorma, aunque en Chile no son más de tres mil.
CONVERSOS CHILENOS.- Abdallah Fajreldin (a la derecha)
vivió 17 años en Argentina y sólo
volvió a Chile cuando se levantó la mezquita
As Salam. |
Angélica
Pérez F.
Ni
la danza del vientre ni la sensual imagen de una mujer cubierta
de velos que se van cayendo uno a uno están detrás de la decisión
de árabes y extranjeros que siguen el culto de Mahoma. Esa
no es la dirección correcta para entender por qué esta religión,
con 15 siglos de antigüedad, sigue cautivando con fuerza en
las civilizaciones de Oriente y Occidente.
Por el contrario, el Islam no permite que la mujer exponga
en público su cuerpo ni mucho menos que lo haga entre varios
hombres al estilo de Mata Hari.
Francisca, estudiante universitaria y chilena de 27 años,
se convirtió al Islam a partir de los 10 y es enfática en
este punto: "Hay un modelo tanto para hombres como mujeres
que entregó el profeta Mohammed. En el Islam el cuerpo de
la mujer es sagrado y sólo puede mostrar públicamente sus
manos, su cara y sus pies, pero el tipo de ropa varía según
la cultura que uno tenga".
No ha tomado la opción de cubrirse con el jimar, que cubre
toda el rostro excepto los ojos o el hiyab, que sólo cubre
la cabeza. "Menos aún podría pensar en bailar la danza del
vientre, eso no tiene nada que ver con el Islam", dice.
¿Por qué una chilena eligió el Islam?
Francisca cuenta que lo hizo "por elección propia", aunque
su abuelo paterno era inmigrante árabe y musulmán.
"Comencé a acercarme a una comunidad islámica más organizada
y desde entonces estoy practicando esta forma de vida. Así
lo tomo. Uno puede seguir muy dignamente al profeta aunque
pertenezca culturalmente más a Occidente que a Oriente".
Lo que más la atrajo de esta religión es su libertad. No le
importa no tomar sol con bikini o trajebaño en la playa, para
Francisca eso no es símbolo de opresión.
"La mujer occidental está más esclavizada teniendo que exhibir
su cuerpo y ser un objeto. Es triste lo que ha pasado con
ella. El Islam es un llamado a seguir un camino de paz y libertad".
El atractivo de ser musulmán
Asma Lambaret, esposa del embajador de Marruecos en Chile,
desde muy niña aprendió qué era el Islam. Y está contenta.
No se siente subyugada ni mucho menos oprimida.
"Mis padres me enseñaron que Dios existía y que estaba presente
en todas partes... Ellos me enseñaron el Corán leyéndomelo
y explicándomelo como cuentos para niños, con la historia
de todos los profetas. Incluso si la práctica de la oración
en el Islam es importante, nunca me lo impusieron, puesto
que estaría en contradicción con los principios del Islam",
relata Asma.
En el colegio en que estudió recibió educación occidental
y guarda un lindo recuerdo de las hermanas católicas. "Me
enseñaron a amarlo, lo cual no estaba en contradicción con
la fe que me enseñaron mis padres, puesto que nuestro Dios
es el mismo", dice.
¿El atractivo del Islam? Al igual que Francisca, Asma dice
que está en la simplicidad de su perfección. Es un culto sin
imágenes ni íconos ni intermediarios ni clérigos. Es un contacto
directo con Dios.
"Su fuerza reside en un principio fundamental del Corán: 'Ninguna
presión es la religión'. Es la libertad de culto y el
respeto de los otros cultos... Nuestro profeta Mohammed, que
es el último mensajero de Dios, no hizo sino confirmar y enriquecer
los anteriores mensajes divinos", explica Asma Lambaret.
Yagrega: "Si hay un aumento considerable en el número de fieles
musulmanes y mucha gente se convierte al Islam, esto no es
a causa de la llamada ley islámica o la famosa 'Sharia'.
El fenómeno se explica por la simplicidad de la religión".
En Occidente se confunde la "Sharia" con el Fikh o la jurisprudencia
islámica. Esta jurisprudencia es la interpretación humana
de los sabios musulmanes a través de la historia de esta civilización.
Por ser humana, queda sujeta a errores y Asma reconoce que
se han cometido errores en nombre del Islam.
"Los talibán de Afganistán aplican un Islam que la mayoría
de los musulmanes a través del mundo no conocen y que nunca
han visto. Es una aplicación oscurantista, reaccionaria y
retrógrada, que no tiene absolutamente nada que ver con el
Islam - dice Asma- . Su manera de actuar es inclusive anti-islámica.
Hace más de 14 siglos que existe esta gran civilización que
es el Islam y como en todas las civilizaciones hay minorías
extremistas que pueden dar una imagen negativa, sobre todo
cuando están mediatizadas. ¿Cómo podemos condenar la fe de
un millar y medio de creyentes a causa de una minoría como
los talibán?".
Los hombres de Alá
Abdallah Fajreldin aclara desde la mezquita As Salam, en Ñuñoa,
que "creer en lo que dice la prensa es un descuido casi demencial".
No está seguro de que el autor del atentado a las Torres Gemelas
sea Osama bin Laden o sectores musulmanes y tampoco cree ciegamente
en las noticias de mujeres brutalmente golpeadas o ejecutadas
por no cubrir su rostro.
"El Islam prohíbe golpear a una mujer, sólo se la puede golpear
con el 'miswak' (una delgada vara de 10 cm. de largo)
y no en la cara ni en los pies. Entonces, si lo que difunde
la prensa es efectivo estaríamos frente a una mala aplicación
de las enseñanzas del Islam", asegura.
El no siempre fue musulmán. Se convirtió recién hace 20 años,
cuando bordeaba los 40.
"Es la única religión que reconoce la verdad de todas las
religiones anteriores - explica Abdallah- . Es la única que
me llama a someterme a Dios y no a la religión, que me enseña
que el único recurso que tengo frente a Dios es mi sinceridad.
Si cometo pecados y los cometo, a veces gustosamente, el perdón
viene de Dios en la medida de mi arrepentimiento".
Es cierto que aquí los hombres tienen derecho a la poligamia,
pero para los musulmanes eso no es libertinaje ni creen que
en esto resida el atractivo de su religión.
"Lo que ocurre es que la sociedad islámica funciona para que
las mujeres no estén solas", explican a coro en la mezquita
As Salam.
Hace unos años Francisca recibió la propuesta de una mujer
de 50 años para casarse con su marido porque ella ya no podía
tener hijos. "Ellos vivían en Alemania - recuerda Francisca-
. La propuesta no nos pareció desmedida o grosera. La evalué
por la intención y calidad de esas personas, pero al final
no acepté porque no me interesaba en ese momento casarme".
El Islam nunca ha hecho de la poligamia una obligación, como
creen muchas personas. Ni Abdallah Fajreldin ni Mahommed Rumi
la practican, dicen que no están preparados y que sus mujeres
no lo aceptarían.
"Antes del Islam la poligamia era un hecho común en todas
las civilizaciones, profetas como Noé y Abraham eran polígamos
- explica Asma Lambaret- . Con la llegada del Islam lo que
hubo en realidad fue una tentativa de dejar esa costumbre
a través de la implantación de condiciones que hacen muy complicada
la poligamia. En todo caso, la mujer tiene el derecho absoluto
de rechazar este estado de hecho, el Islam le otorga este
derecho notificándolo en su certificado de matrimonio".
Muhammad Rumié, Imán (doctor de la fe) del Centro Islámico
de Chile, asegura que Occidente no respeta al Islam. "Lo quiere
ver como un posible mercado para sus productos, quiere venderle
su pornografía, sus drogas, su alcohol. Critican por qué la
mujer usa velo, pero eso no agrede a nadie... En el mundo
islámico el que viola muere, así de simple", dice.
Los chilenos que han adherido a los preceptos de Mahoma suman
entre mil y tres mil. Y sólo en EE.UU. hay más de siete millones
de devotos.
Su obligación: rezar cinco veces al día en dirección a La
Meca. "Se ejercita un músculo. Uno se contacta con el Ser
Supremo y se revitaliza la fe, la energía", dice Muhammad
Rumié. Y en eso no deja de tener razón.
"El Islam no es responsable"
Behjat tiene 22 años. Es afgana y vocera del Comité de Asuntos
Exteriores de la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán
(RAWA).
A los 10 años abandonó Kabul, la capital de Afganistán. Su
familia prácticamente fue expulsada por su pensamiento progresista,
que le reportó "graves amenazas" por parte del gobierno talibán.
- ¿Tienes recuerdos del día que escapaste de Afganistán?
"Muy pocos. Más bien recuerdo cómo era mi país por fotografías,
que he visto cientos de veces. Era peligroso para nosotros
seguir en Kabul y huímos a Pakistán".
- ¿Nunca más regresó a Afganistán?
"Sí, regresé hace dos años, oculta bajo una burka. Más del
70% de la ciudad estaba en ruinas. Había mendigos en las calles,
pero no me tocó presenciar ninguna ejecución. Pienso que en
esa época aún no había ejecuciones y si las hubo yo no las
vi... Fue doloroso. Las mujeres no podían ir a la escuela
y había mucha miseria".
- ¿A quién responsabiliza de lo que le está ocurriendo
a su país: a los talibán o al Islam en general? Se lo pregunto
porque en Occidente llama la atención los numerosos grupos
de fundamentalistas terroristas que se escudan en el Islam.
"No hay que confundir. Lo que ocurrió a Afganistán no es culpa
de nuestra cultura o tradición. Los talibanes y los grupos
fundamentalistas no tienen nada que ver con el Islam y aquí
ocurre algo grave porque el Islam es percibido en Occidente
como una religión violenta cuando no es así. Creo que la única
solución es derrocar el régimen talibán y en ese contexto
la figura del antiguo rey afgano podría cumplir un papel siempre
y cuando convoque a elecciones democráticas". |