Ofensiva
antiterrorista de Washington
Inquieta
posible expansión de la guerra
El
Mercurio
Jueves
22 de noviembre de 2001
Personeros norteamericanos quieren
extender las operaciones militares a otros países como
Irak.
ESTRATEGIA.- La ofensiva norteamericana en Afganistán
ha enviado una fuerte advertencia a un número de
naciones que continúan proporcionando bases y entrenamiento
a grupos terroristas. |
Patrick
E. Tyler, The New York Times
WASHINGTON.-
La campaña militar de siete semanas en Afganistán ha dado
al mundo una rigurosa visión de la nueva doctrina estadounidense
para combatir a las fuentes del terrorismo en el mundo. No
obstante, con la derrota definitiva de los talibanes quizás
a sólo días de producirse y la búsqueda de Osama bin Laden
intensificándose, la capacidad norteamericana de destrucción
de objetivos afganos ha enviado una advertencia inequívoca
a un número de naciones que continúan proporcionando bases
y entrenamiento a grupos terroristas: esto podría sucederles
a ustedes.
Sin embargo, la forma en la que el Presidente lleve la campaña
bélica de la fase uno en Afganistán a la fase dos contra Al
Qaeda y otros grupos terroristas de "alcance global" en docenas
de otros países sigue siendo un problema inquietante para
los analistas.
Existen profundas reservas entre los aliados en Europa, Medio
Oriente y Rusia por la intención de algunos personeros de
la administración Bush que desean expandir las operaciones
militares a otros países, en especial a Irak para derribar
a Saddam Hussein de una vez por todas.
Aunque Bush todavía estudia la siguiente fase de la guerra,
el efecto pulverizador de la primera etapa del conflicto en
Afganistán envía un claro mensaje: la administración Bush
ha descartado las antiguas doctrinas militares que se aplicaron
tan rígidamente bajo su padre.
Doctrina Powell
Durante la primera presidencia Bush, Colin Powell, entonces
director de los jefes de Estado Mayor Conjunto y ahora secretario
de Estado, tuvo éxito con la doctrina Powell que propugnaba
una "fuerza aplastante" para derrotar a un atrincherado enemigo
iraquí en Kuwait.
La doctrina insistió en la necesidad de tener objetivos claros
y una estrategia de salida clara. Ahora parece posible que
tal estrategia pudiera haber sido empleada en Afganistán por
fuerzas masivas dentro de una coalición para abatir a las
fuerzas convencionales atrincheradas de los talibanes.
Sin embargo, la segunda administración Bush ha modificado
esa ecuación en favor de tácticas innovadoras que rápidamente
han explotado las debilidades enemigas con bombardeos crueles
desde el aire y en la que el uso de la fuerza no ha tenido
restricciones.
A dónde lleve Bush esa doctrina ahora es una interrogante
abierta.
Ya lo adelantó en su discurso del 20 de septiembre ante el
Congreso, donde expuso: "Desde ahora en adelante, cualquier
nación que continúe albergando o apoyando el terrorismo será
considerada por EE.UU. como un régimen hostil". Agregó que
si bien la guerra contra el terrorismo empezó con Al Qaeda,
no terminaba ahí. "No terminará - precisó- hasta que cada
grupo terrorista de alcance global haya sido ubicado, detenido
y derrotado".
Una gran labor del liderazgo en tiempos de guerra, manifestó
Eliot A. Cohen, profesor de estudios estratégicos en la Universidad
Johns Hopkins, "no es sólo comunicar resolución, determinación
y voluntad, sino que explicar lo que se está haciendo y por
qué se está haciendo".
"Hemos visto un tremendo impulso de firmeza, pero no hemos
visto el lado más intelectual del liderazgo de la guerra,
que establezca el punto de vista para lo que estamos haciendo
y que exponga los argumentos para lo que haremos después",
aseveró.
A Irak, Irán, Yemen, Somalia, Siria, Libia, Sudán y la Autoridad
Palestina de Yasser Arafat, las fuerzas armadas de EE.UU.
han demostrado, como lo hicieron en el Golfo Pérsico el '91,
los efectos aniquilantes de bombas de 250 kilos lanzadas sobre
concentraciones de tropas.
El subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, defensor de extender
la campaña antiterrorista a Irak, manifestó: "Creo que cualquier
gobierno que apoye o albergue a los terroristas debería estar
muy preocupado".
La amenaza iraquí
Personeros del gobierno de Bush han empezado a hacer intentos
por explotar la ventaja sicológica que significa el hecho
de que ellos parecen estar ganando en Afganistán.
Condoleezza Rice, Asesora de Seguridad Nacional del Presidente
Bush señaló el líder iraquí no debería ser indiferente a lo
que está sucediendo en Afganistán, aunque sólo fuera porque
EE.UU. ha demostrado una vez más un nivel de resolución que
podría haber sido subestimado en la región.
"Hemos dicho por un número de años que Irak es una amenaza
para sus vecinos, para su pueblo, para la región y los intereses
norteamericanos", aseveró Rice en una entrevista en la CNN.
"No tuvimos necesidad del 11 de septiembre para darnos cuenta
que él es una amenaza para nuestros intereses", precisó.
Aun cuando las metas sean más modestas que derribar a Hussein,
el líder iraquí tendrá que considerar cuánto ha cambiado Estados
Unidos después de los atentados.
Con todo, lo notable en estos dos meses de guerra es lo cerca
que la administración Bush ha llegado de su objetivo de destruir
el santuario de Al Qaeda, lo libre que el poder ejecutivo
del Presidente ha llegado a ser repentinamente en una época
en que ninguna guerra se ha declarado oficialmente; y lo sombrío
que sigue siendo el camino por delante en esta guerra. |