Instinto
salvó a un español que trabajaba en el piso 112
de la Torre 2
EFE
Jueves
11 Octubre de 2001
Juan
Palomanes se encontraba el 11 de septiembre trabajando junto
a otros compañeros en lo más alto de las Torres
Gemelas y presenció -asombrado- el impacto del primer
avión. No se lo pensó dos veces, y empezó
a bajar lo más rápido posible.
NUEVA
YORK.- Ha necesitado un mes para digerir la catástrofe
y poder hablar abiertamente de ese día. Sobre el frenético
descenso desde la azotea de la Torre Gemela 2 que le salvó
la vida. Sobre el instinto de supervivencia.
El español Juan Palomanes se encontraba el 11 de septiembre
trabajando junto a otros compañeros en lo más
alto de las Torres Gemelas y presenció -asombrado-
el impacto del primer avión.
No se lo pensó dos veces, y empezó a bajar lo
más rápido posible. Sus compañeros creyeron
que era un exagerado, que no era para tanto. Ellos no lo pueden
contar hoy en día. El lo recuerda con calma.
"Sin duda fueron los momentos más difíciles
de mi vida", declaró Palomanes a EFE, al cumplirse
un mes de la tragedia en la que han perdido la vida más
de cinco mil personas.
Orensano, de Verín, y con más de treinta años
de residencia en Estados Unidos, explicó que después
de aquella experiencia le preocupa volver a trabajar en rascacielos
y que los días posteriores a la catástrofe "han
sido muy duros", sobre todo al recordar a los compañeros
que no lograron salvar su vida.
"Estaba con otros dos compañeros en la azotea
de la Torre 2 (técnicamente el piso 112), que fue la
primera en derrumbarse. A las siete de la mañana habíamos
comenzado a pintar las barandillas interiores de un mirador
que había ahí. Y vimos venir al primer avión
y chocar contra la Torre 1", recordó.
El dramático impacto y la columna de humo consiguiente
activaron de inmediato todas las alarmas en la mente de Palomanes,
que pensó que el rascacielos podría desplomarse
contra la Torre en que se hallaban en ese momento.
"Les dije a mis compañeros que había que
marcharse, pero los muchachos, un estadounidense y un puertorriqueño,
no me hicieron caso. No sé qué pensarían
en esos momentos. pero yo empecé a correr y no me siguieron",
agregó.
Sin la menor noción de lo que ocurría ni de
lo que se avecinaba, Palomanes inició el descenso escaleras
abajo hasta el piso 107, donde se encontraban los ascensores
y desde allí tomó uno hasta el piso 78 y allí
cambió a otro que le llevaría hasta el piso
44.
"Allí tomé las escaleras, porque ya no
funcionaban los elevadores, y cuando estaba en el piso 20
se produjo el choque del segundo avión, que hizo tambalearse
al edificio", señaló, y como en ese momento
no sabía lo que estaba ocurriendo, lo primero que pensó
fue que la Torre 1 se estaba desplomando.
Este gallego, de 56 años de edad, recuerda que lo que
más le sorprendió en aquellos momentos era la
tranquilidad que mostraban quienes le acompañaban en
esos momentos en el descenso.
"No había nada de pánico. Eso era lo malo,
que la gente bajaba casi normal, casi no se movían
al no saber lo que ocurría. Yo les decía que
había que correr porque había chocado un avión
grande en la Torre 1, pero me respondían, Oh yes, yes,
y seguían bajando muy despacio".
Cuando llegó a la calle, no paró hasta alejarse
del lugar y encontrar un teléfono para llamar a su
esposa y comunicarle que se encontraba bien.
Juan ha seguido a diario las noticias sobre las labores de
búsqueda y rescate, sin poder olvidar a sus compañeros
y otros muchos amigos y conocidos que, como él, trabajaban
en labores de mantenimiento en el complejo del World Trade
Center o en otras actividades.
Reconoce que aún le causan especial desazón
los ruidos imprevistos o ver a un avión sobre el cielo
de Manhattan y reconoce que hasta el momento tiene miedo a
trabajar en edificios muy altos, a coger elevadores.
"Hace unos días he estado trabajando en un edificio
muy próximo al complejo y cuando veo la montaña
de escombros, que las Torres gemelas no existen, es que me
parece increíble e imposible lo que pasó",
reconoció.
Palomanes ha mantenido en silencio su experiencia y sus recuerdos
hasta ahora, "sobre todo para no preocupar a mi madre,
que reside en España".
Asegura que siente "algo de miedo" todavía
por la incertidumbre en que se ha visto sumida esta ciudad
después de los ataques terroristas y ante las advertencias
de que pueden cometerse más ataques terroristas.
"Ha sido una experiencia muy dura que nunca olvidaré".
concluyó. |