Karzai
cambia las batallas por el poder
El
Mercurio
Jueves
6 de diciembre de 2001
El pasado guerrero recién
designado líder afgano y su influencia en las tribus
locales facilitarán su gestión.
Pablo
Soto González
El espíritu de lucha de Hamid Karzai, el nuevo jefe de gobierno designado para dirigir los destinos de Afganistán en los próximos seis meses, volvió a mostrarse ayer en toda su magnitud.
El Pentágono confirmó que Karzai había sido herido por error en un ataque estadounidense, pero el propio líder afgano se encargó de desmentir poco después el hecho y afirmó que estaba bien. "¿Oyeron alguna vez a un hombre herido hablar así? No sucedió nada", declaró Karzai a un canal británico para tranquilizar a sus seguidores.
El hecho muestra que Karzai, de 46 años, es un líder al que le gusta estar en terreno, por lo que en estos momentos participa en la organización del ataque final sobre Kandahar, el último bastión en que resisten los talibanes.
"Es un hombre valiente", dice desde Omaha, EE.UU., el ex embajador de Washington en Afganistán (1989-1992), Peter Tomsen, amigo personal de Karzai, en una entrevista telefónica con "El Mercurio".
Hace poco, el futuro jefe de gobierno libró con vida de una emboscada que le tendieron los talibanes y sólo sobrevivió por la oportuna asistencia que le brindaron los estadounidenses.
El pasado de Karzai está marcado de episodios similares. En la época de la intervención soviética en Afganistán (1979-1989), Karzai fue un comandante muyajedín (guerrero sagrado) destacado en la lucha contra los invasores.
Terminado ese conflicto se vio envuelto en la guerra civil entre facciones de muyajedines y ahora participa de la ofensiva final contra los talibanes.
Enemigo de los talibanes
En un principio Karzai apoyó a los talibanes e incluso fue nombrado para ser su representante ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero ello no fue posible porque el mullá Omar, el máximo líder integrista, vetó su designación porque se negó a dejarse crecer la barba como exige la milicia a los islamistas
Sin embargo, el rompimiento definitivo vino después del asesinato del padre de Karzai, Abdul Ahad Karzai, quien fue ultimado en 1999 en Quetta, Pakistán, supuestamente por un comando enviado por los talibanes.
Karzai es considerado un líder moderado dentro del panorama político en Afganistán, donde las visiones radicales se han impuesto por la fuerza en los últimos 20 años.
Apoya al ex rey Mohammed Zahir Shah - depuesto por un golpe de estado en 1973- , siguiendo una tradición familiar, pues su padre desempeñó un alto cargo en la administración del monarca.
El futuro jefe de gobierno estudió en India y habla un fluido inglés, ya que en la década de los 80 vivió varios años en Estados Unidos.
Allí instaló una cadena de restaurantes y parte del dinero que obtenía lo empleó para contribuir con fondos a la guerra contra las fuerzas soviéticas.
Respeto tribal
El mayor desafío que enfrentará Karzai es dar unidad a un país devastado por profundas divisiones y años de guerra. Su gran capital es el respeto que se ganó entre las tribus locales después de la guerra contra los soviéticos.
Además, no tiene cuentas pendientes con la Alianza del Norte que combate a los talibanes.
La gran duda es si acaso conseguirá aglutinar tras de su figura a las tribus afganas, ya que no todas lo consideran su líder natural. "En el área de Kandahar (sur) hay un gran apoyo hacia él, pero los pashtunes de otras áreas como Jalalabad (norte) tienen a sus propios líderes", explica Peter Tomsen.
"Hamid Karzai es un buen negociador y también un hombre de mucha acción. No impondrá cosas sino que las consultará antes. Va a emplear métodos democráticos porque los afganos son gente luchadora y muy independiente", enfatiza el ex embajador de Estados Unidos en Afganistán. |