WASHINGTON / AGENCIAS.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó ayer por tercera vez en el año sus proyecciones de crecimiento económico para Latinoamérica a 1,1% para este año y a 1,7% para el próximo.
Los países de la región son los más afectados - junto a Japón- por la "crítica" situación económica por la que atraviesa el mundo tras los atentados de septiembre en Nueva York y Washington.
Como resultado de su mayor apertura al comercio exterior, las inversiones extranjeras y la privatización de empresas públicas, Latinoamérica y el Caribe - en su conjunto- están ahora más vinculadas a los mercados mundiales y son, en consecuencia, más vulnerables a acontecimientos externos sobre los cuales no tienen control.
Por ello, la entidad decretó drásticos recortes para las estimaciones de crecimiento de la región, sobre todo para las de 2002.
Las últimas cifras dadas a conocer implican una rebaja de 0,6% para este año, mientras que para el próximo la actividad económica será 1,9% menos de lo proyectado por el organismo financiero hace apenas dos meses.
El Fondo Monetario Internacional dijo que el impacto ha variado de país en país en América Latina, pero las naciones más afectadas hasta ahora han sido las del Caribe, muy dependientes del turismo, que ha bajado dramáticamente desde los atentados con aviones.
Las economías caribeñas y latinoamericanas, calificadas como "mercados emergentes", estarían bajo un "severo estrés" en la situación actual, pero las reformas hechas en los últimos años las habrían dejado más sólidas para superar la debilidad económica mundial.
Llamado a la calma
La primera subdirectora general del FMI, Anne Krueger, intentó tranquilizar a estas naciones mencionando que el organismo cuenta con la liquidez para ayudar a aquellos que tengan necesidades de asistencia financiera. "El crecimiento en América Latina, en casi todos los países, ha sido menor de lo estimado cuando hicimos las proyecciones. En vista de lo que ha pasado hasta ahora, el panorama para el próximo año no es tan bueno como esperábamos".
Pese al magro crecimiento registrado en este año, la entidad insistió en que se sigan aplicando las mismas "políticas económicas".
El director gerente del organismo, Horst Koehler, señaló que "los países en desarrollo deben mantener el mismo rumbo de reformas estructurales, porque los mercados tienen poca tolerancia ante la debilidad de los pilares del sistema de libre mercado".
Estas reformas incluyen una transparencia mayor, la aplicación de normas, la consolidación fiscal, posiciones más fuertes de reserva de monedas extranjeras y una mayor flexibilidad en las tasas cambiarias.
En la última década, la deuda externa de América Latina y el Caribe casi se ha duplicado y según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se ha acrecentado la desigualdad de los ingresos.
Por ello, según el BID la región deberá trabajar casi un siglo para alcanzar los niveles económicos de los países ricos.
El Fondo Monetario propuso un apoyo amplio para políticas sanas orientadas al crecimiento en los países de bajos ingresos por parte de las instituciones financieras internacionales, los acreedores en el Club de París, las agencias de crédito para la exportación y la comunidad internacional.
El organismo calculó que las necesidades de préstamos adicionales en el 2002 para sus programas de créditos contra la pobreza y el estímulo de la expansión llegarán a los US$2.000 millones.