Análisis
Lo
vital ahora es avanzar hacia el sur
El
Mercurio
Miércoles
14 de noviembre de 2001
El principal problema que tiene
EE.UU. ahí es que no ha podido reclutar a comandantes
afganos que colaboren en la ofensiva.
Jane
Perlez y Michael R. Gordon, The New York Times.
QUETTA,
PAKISTÁN.- Mientras Estados Unidos disfruta de una primera
victoria en Afganistán, altos personeros norteamericanos sostienen
que la clave para derrotar al enemigo se ha trasladado al
sur.
Además de prometer armas y apoyo militar, Washington espera
estimular a la resistencia señalando a los comandantes del
sur que pueden asegurarse un lugar en el gobierno postalibán
al ponerse de lado de Estados Unidos.
El gobierno de Bush también espera que la caída de Kabul convenza
a las tribus pashtún en el sur que los días de los talibanes
están contados, y los anime a cambiar de lado.
No obstante, el gobierno norteamericano enfrenta obstáculos
para encontrar y reclutar comandantes afganos del sur que
puedan ayudar.
Hamid Karzai, quien proviene de una familia pashtún destacada,
lleva a cabo una solitaria lucha en el sur del país. Ya, Karzai
- un viceministro de Relaciones Exteriores afgano a principios
de la década de 1990 y quien es del agrado del gobierno de
Bush- fue sacado de Afganistán por su seguridad por un helicóptero
estadounidense y luego llevado de nuevo a su reducto.
Si los planes de Washington para fomentar la resistencia en
el sur estuvieran en camino, Quetta, la última ciudad paquistaní
importante antes de la frontera con el sur de Afganistán,
debería estar llena de comandantes antitalibanes preparados
para seguir las órdenes de EE.UU.. En cambio, el número es
escaso.
Posibles líderes
En la casa familiar aquí, Ahmed Karzai, hermano de Hamid,
enumeraba a otros que podrían unirse. Pero no era una lista
larga. Está el mullá Naquib, el legendario muyajedín quien
mantuvo a los rusos a raya en el valle de Arghandab hace más
de una docena de años. Pero Naquib está en su aldea afgana
donde se preocupa de su huerto, como VIRTUAL cautivo de los
talibanes.
Jan Mohammed, quien participó en una fallida misión de paz
ante los talibanes desde el exilio en Pakistán el año pasado,
está encerrado e incomunicado en una prisión en Kandahar,
la plaza fuerte talibán.
Gul Agha, hijo del famoso guerrero llamado el "León de Kandahar",
recorre Quetta convertido en un adinerado comerciante.
La razón para una estrategia sureña es clara. Washington necesita
una alianza afgana que proporcione información de inteligencia
y asistencia a las Fuerzas Especiales.
Los problemas
Se necesita una fuerza en el sur para que combata en tierra
y así evite el despliegue sustancial norteamericano en el
lugar. Hay que estimular las deserciones en las filas de los
talibanes y evitar la impresión de que Washington está de
lado de la Alianza del Norte contra los miembros de la etnia
pashtún.
Pero esa estrategia ha encontrado problemas. Washington carece
de su propio servicio de inteligencia sobre el funcionamiento
de las fuerzas tanto talibanes como antitalibanes en el sur,
personas que operan en uno de los territorios más impenetrables
del mundo y hablan uno de los idiomas más confusos.
Eso ha hecho que Washington sea fuertemente dependiente del
servicio de inteligencia paquistaní, el cual tiene lealtades
dudosas.
Otra razón para los problemas de Estados Unidos en el sur
puede estar en los bombardeos. Abdul Haq, quien entró a Afganistán
sin el apoyo norteamericano y fue capturado y ejecutado por
los talibanes, se quejó antes de su fatal misión que los ataques
aéreos habían fomentado el sentimiento antinorteamericano
en el sur.
La clave para una estrategia sureña es lubricar el complejo
mosaico de relaciones tribales de Afganistán. Los talibanes
han acentuado sus doctrinas religiosas extremistas sobre las
lealtades tribales. Un popular poster en las oficinas de los
talibanes dice: "Favorecer a una tribu no es musulmán". |