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General de la Alianza Norte
Nueva vida para las mujeres afganas
El Mercurio
Domingo 9 de diciembre de 2001

Oficina de la ONU busca recursos y estudia planes para reintegrarlas a una sociedad libre.


La ONU espera que pronto las mujeres afganas recuperen sus derechos conculcados por los talibanes.

El Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), consciente de los sufrimientos de las mujeres afganas bajo los cinco años del régimen talibán, se halla abocado a encontrar recursos y fijar planes de ayuda para el retorno a una vida normal y en libertad.

La tarea no es fácil, porque los traumas dejados por el derrocado gobierno opresor no se borrarán de la noche a la mañana.

Bajo la Sharia o Ley Coránica, las mujeres afganas fueron sometidas a constantes abusos por parte de los talibanes hasta convertirlas en verdaderas desaparecidas en vida.

Antes de la llegada al poder de los talibanes radicales en 1996, las mujeres afganas gozaban de la posibilidad de trabajar, educarse y acceder a la salud, pero luego un sistema religioso de fuerte connotación machista las enclaustró en sus casas. Ahora, el acuerdo en la conferencia de Bonn de un gobierno de transición les ha devuelto la esperanza de reincorporarse a la sociedad.

Micol Zarb, vocera y representante de UNIFEM, entidad con sede en Nueva York, dice estar optimista de que con el apoyo de la comunidad internacional, de las organizaciones de mujeres, de entidades humanitarias y de la ONU, "podremos devolverles los derechos básicos".

La experta en comunicaciones, graduada en la Universidad McGill, en Montreal, afirmó en conversación telefónica con "El Mercurio" que la libertad de las mujeres afganas sí puede concretarse.

"Lo visto en los últimos días en la conferencia de Bonn sobre Afganistán - expresa- muestra que las mujeres de ese país iniciaron el camino para obtener los derechos básicos, es decir, la educación, salud, empleos, una vida sin violencia y la libertad que perdieron".

Brutalidades

Los horrores por los que pasaron las mujeres afganas con los talibanes no tienen nada que envidiarles a las mejores películas de terror.

El miércoles 23 de noviembre de 2000, la joven Huma Saeed, que preside la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán, arrancó lágrimas en una reunión internacional cuando dijo que una niña de tres años fue obligada a ver cómo flagelaban a su madre.

Agregó que las mujeres afganas no tenían derecho al trabajo ni a visitar a un médico varón. Caminar taconeando, reír muy sonoramente, o andar "sin humildad" podían ser motivo para recibir crueles castigos, como efectivamente ocurría.

Huma contó que su país se encontraba bajo el dominio de las fuerzas más oscurantistas, que justificaban sus excesos en nombre de la religión y de la cultura.

Dijo: "el mío es un país donde las mujeres se han visto forzadas a prostituirse o a mendigar; hay miles de huérfanos, los fundamentalistas radicales han violado desde pequeñas hasta ancianas y hay madres que sacrifican a sus hijas para evitarles una vida tan horrible".

Por eso, recientemente en un discurso en Bruselas, Bélgica, el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, habló a las mujeres afganas, asegurándoles que no se escatimarán esfuerzos para proteger sus derechos.

También se produjo un alarmante aumento de los suicidios entre las mujeres durante el régimen talibán. A pesar de la censura de prensa, se supo de un alza de procesos depresivos que con frecuencia acababan con la muerte autoinferida de las afectadas o la negativa de éstas a ingerir alimentos.

Micol Zarb acota que la ONU está empeñada en "facilitar el proceso de reintegrar a las mujeres afganas a la sociedad y exigir que participen activamente en las decisiones sobre el futuro del país".

Además, las mujeres afganas ya no están dispuestas a continuar sometidas. Al contrario, en la conferencia de Bonn pudo comprobarse que dos de ellas, Sima Simar y Suhaila Sidiq, fueron elegidas Vicepresidenta y ministra de Salud Pública, respectivamente, del próximo gobierno de transición.

Sin embargo, será largo el proceso de sacarles el trauma de la tiranía a las mujeres: "La comunidad internacional debe recordar que cuando una persona no ha sabido de derechos humanos por tantos años, hay un sufrimiento que incuba traumas. Entonces, en el proceso de reconstrucción es vital reconocerlos y que la ONU y otras organizaciones contribuyan con servicios sicológicos para que ellas avancen y conozcan sus derechos", aduce Micol.

La ONU está buscando fondos, comunicándose con gobiernos y con entidades humanitarias. Y la UNIFEM, en particular, lo hace con organizaciones de mujeres en países vecinos de Afganistán, para crear planes para ese tipo de servicios.

El Fondo ya realizó una reunión en Bruselas con mujeres afganas y mañana y el martes habrá otra para escuchar sus problemas y el tipo de programas de ayuda que requieren para salir del infierno vivido.

 

 

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