De
puño y letra
Una terapia: olvidar la coyuntura
El
Mercurio
Martes
6 de noviembre de 2001
Hace falta un liderazgo no ideológico
que mire más allá.
Francisco Rosende. |
Francisco
Rosende
Resulta
desalentador revisar la información económica en los tiempos
que corren. En la mayoría de las economías se reportan frecuentes
ajustes a la baja en las estimaciones de crecimiento del producto,
en un contexto de desempleo al alza. Más aún, algunos destacados
economistas pronostican una severa contracción de la actividad
en los EE.UU., lo que por el tamaño de ésta, arrastraría a
la mayor parte del mundo.
Es difícil establecer la profundidad que alcanzará la recesión
que parece haber comenzado en los EE.UU.. En gran medida ello
dependerá de la capacidad que exhiban sus autoridades económicas
y políticas para mantener un cuadro favorable al crecimiento
de mediano plazo. Así, en la medida que la opinión dominante
sea que en uno o dos años la economía norteamericana recuperará
un crecimiento similar al registrado en la última década,
entonces no debería producirse un ajuste severo en los niveles
de consumo e inversión.
También es importante la implementación de una política monetaria
atenta a evitar un cuadro deflacionario, como el que ha prevalecido
en Japón. Como muestran las investigaciones realizadas acerca
de las causas de la "Gran Depresión", este tipo de episodio
- de recesión aguda- se origina en una brusca contracción
del crédito y la liquidez, fenómeno que tiene una de sus causas
más importante en la ausencia de una política monetaria apuntada
a sostener un suministro de liquidez coherente con una inflación
baja y estable.
El factor liderazgo
Para muchos analistas la economía norteamericana cuenta con
un valioso activo para superar los desafíos que plantea el
escenario económico: el presidente de la Reserva Federal,
Alan Greenspan. En efecto, resulta llamativa la generalizada
confianza existente entre los analistas y observadores, en
la destreza del timonel de la Reserva Federal para sortear
los obstáculos que ofrecen coyunturas como la actual. No en
vano, se le ha calificado como "maestro" en libros de reciente
publicación.
Sin pretender llevar a cabo un juicio sobre el desempeño de
Greenspan a la cabeza de la Reserva Federal, resulta evidente
que una parte importante de sus éxitos y reputación, se deben
al liderazgo que ha logrado establecer - y transmitir- en
la conducción de la política monetaria de la economía más
grande del mundo. El factor liderazgo es un elemento crucial
al momento de establecer la capacidad de una economía para
superar las dificultades.
El factor ideológico
Sin embargo, un liderazgo sin ideas claras y coherentes no
sirve de mucho. Se trata de diseñar un plan para superar los
problemas que enfrenta la economía, jugarse por él y conquistar
la confianza. Para ello se requiere que este plan tenga sólido
sustento técnico, lo que plantea el principal obstáculo para
la superación de coyunturas complejas, como la actual: dejar
de lado los sesgos ideológicos.
El problema de los sesgos ideológicos en el diseño de política
económica es discutido en las memorias de Milton y Rose Friedman
("Memoirs: Two Lucky People"). En este libro Milton Friedman
señala que siempre tuvo la impresión de que como resultado
del trabajo académico y la consecuente recopilación de evidencia,
se reducirían fuertemente las diferencias entre los economistas.
Consecuentemente, se podría extender la implementación de
"buenas" políticas, inspiradas en un sólido sustento técnico.
Por el contrario, su esposa Rose dice que siempre desconfió
de que ello fuese a ocurrir. A su juicio, la influencia de
prejuicios ideológicos era grande, lo que conspiraba contra
tal convergencia de posiciones económicas. Finalmente, al
escribir sus memorias, Milton Friedman reconoce que su esposa
estaba en lo correcto.
Resulta fácil comprobar, especialmente entre las economías
en desarrollo, cómo "el factor ideológico" constituye en la
práctica un obstáculo importante para el diseño de un política
económica eficiente, que permita superar rápidamente las dificultades
que plantea una coyuntura adversa.
De hecho, en períodos recesivos, donde las dificultades golpean
a una parte importante de la población, es habitual que el
debate se vea inundado por propuestas de política, donde la
defensa de intereses sectoriales y los sesgos ideológicos
son la principal fuente de inspiración. Este clima sólo puede
superarse con el liderazgo de las autoridades económicas y
políticas, quienes al mirar más allá de la contingencia y
las ideologías, pueden generar un clima apropiado para el
crecimiento y el empleo.
No resulta aventurado sostener que es la ausencia de este
tipo de liderazgo, el factor productivo verdaderamente escaso
en el mundo, lo que mantiene en el subdesarrollo a muchos
países.
Si el objetivo es superar un cuadro de alto desempleo y bajo
dinamismo en la actividad, como el que registra el país actualmente,
una estrategia apropiada debe comenzar por reconocer que:
1) Los mercados responden a los incentivos que enfrentan.
Luego, es importante diseñar un clima favorable al empleo
y la inversión. Así, antes de buscar recetas "mágicas" para
reactivar la economía, es necesario corregir las distorsiones
que plantea la estructura de incentivos actualmente vigente.
2) Una adecuada combinación de política monetaria y fiscal
es aquella que permite mantener los equilibrios macroeconómicos.
Para poder reactivar la producción y el empleo, los "impulsos
de demanda" no sirven.
3) Privilegiar la atención de las demandas sectoriales originará
una competencia entre los diferentes sectores y grupos de
presión por acceder a los beneficios de la protección estatal,
en desmedro de la inversión y la creatividad como fuente de
las utilidades y la creación de riqueza.
En síntesis, para superar las dificultades de un cuadro adverso,
es necesario situar el diseño de política económica en una
perspectiva de largo plazo. De la coyuntura no nos preocupemos
tanto, de eso se encargarán las expectativas. |