Ofensiva
contra el terrorismo
ONU
busca su rol en la crisis
El
Mercurio
Jueves
25 de octubre de 2001
Además de la ayuda humanitaria,
Kofi Annan nombró un representante especial para el conflicto.
DEMANDA.- Naciones Unidas ha sido presionada a asumir
un rol más activo en Afganistán. Manifestantes
en Islamabad portan carteles en los que afirman que la
ONU es una "marioneta de EE.UU.". |
Alberto
Rojas M. y Daniela González D.
Obtener
el Premio Nobel de la Paz el pasado 12 de octubre no sólo
fue un importante reconocimiento para la Organización de Naciones
Unidas (ONU) y su trayectoria de más de medio siglo. También
representa un desafío.
Mientras millones de afganos se agolpan en la frontera con Pakistán escapando de la violencia y del hambre, la ONU - al igual que el resto de la comunidad internacional- tiene claro que los ataques terroristas del 11 de septiembre han delineado un futuro completamente nuevo y desconocido.
"Estimamos que el peor escenario será tener unos 7,5 millones de personas entre refugiados y desplazados. Naciones Unidas y los organismos internacionales lanzaron un llamado extraordinario de ayuda y ahora se están enviando unos US$ 600 millones, sólo para subsanar estos primeros meses de crisis", dice la chilena Marta Maurás, jefa de gabinete de la vicesecretaria general de la ONU, Louise Fréchette.
La Unicef, organización de la ONU para la infancia, ha recurrido al transporte a lomo de burros para llevar alimentos a través de pasos montañosos como el de Shah Saleem, a 3.800 metros de altura.
Mediador político
El rol que la ONU puede asumir en esta crisis va mucho más allá de la ayuda humanitaria. Por eso el Secretario General, Kofi Annan, nombró al ex canciller argelino Lakhadar Brahimi como representante especial para Afganistán.
Brahimi, especializado en operaciones de mantenimiento de la paz, había ocupado ese mismo puesto en noviembre de 1999, pero posteriormente lo dejó ante la imposibilidad de trabajar en ese país.
Lejos de proponer un involucramiento en el conflicto, Brahimi ha sido muy cauto al desestimar una presencia de la ONU en la forma de "cascos azules" en Afganistán.
"No deberíamos apresurarnos en establecer una fuerza de paz", dijo Brahimi ante los miembros del Consejo de Seguridad. "Tenemos que llevar a cabo objetivos realistas".
Brett Schaefer, experto en tratados y organizaciones internacionales de la Fundación Heritage, apoya esta idea: "Creo que la ONU debería involucrarse en el Afganistán postalibán, sólo después de que la operación militar se haya resuelto".
"La historia de las fuerzas de paz de la ONU se ha caracterizado por un desempeño en conflictos abiertos, por ejemplo en Bosnia-Herzegovina en la década de los 90, pero al final las fuerzas de EE.UU., Gran Bretaña o la OTAN han tenido que ir al rescate de la ONU", agrega.
Consultado por este mismo aspecto, Gary Dempsey, analista de política exterior del Cato Institute, sostiene que "en su rol pacificador de los últimos cinco o seis años, la ONU ha sido cada vez más irrelevante. Se vio, por ejemplo, en la campaña en Kosovo".
Siendo así, la perspectiva de que la ONU juegue un rol como catalizador de un eventual gobierno postalibán - iniciativa apoyada por el ex rey afgano Mohammed Zahir Shah, depuesto en 1973- despierta posiciones encontradas.
"Creo que la ONU puede jugar un papel importante una vez que el régimen talibán sea removido del gobierno. Cuando eso suceda se va a producir un vacío de poder y los grupos de combatientes van a intentar llenarlo", dice Schaefer.
"La ONU puede apoyar el surgimiento de un nuevo gobierno afgano que sea más representativo, que respete la libertad política y económica en el país", agrega.
Según el mandato que el propio Annan le dio a Brahimi, la ONU "iniciará los preparativos para la fase de transición y de rehabilitación" llegado el momento. Por eso no se descarta que la ONU pueda asumir las riendas de Afganistán hasta la creación de un gobierno de unidad.
"Probablemente necesitemos alguna presencia significativa de la ONU en Kabul, en una función de administración gubernamental", a la espera de que un nuevo poder sea suficientemente sólido para encargarse por sí solo de la conducción del país, dijo ayer el secretario de Estado, Colin Powell, ante una comisión del Congreso de EE.UU.
Resolución pacífica
Sin embargo, esta idea ha resultado polémica, fundamentalmente porque también involucraría el despliegue de una fuerza de paz.
Maurás asegura que "es cada vez más claro que una operación de fuerzas de paz o un mandato similar al recibido del Consejo de Seguridad para Kosovo y Timor Oriental, no son propuestas viables. En Afganistán soluciones impuestas de afuera no prosperan. Una vez encontrada la solución política, sin duda Naciones Unidas podrá prestar apoyo técnico para los servicios básicos y la rehabilitación".
Con todo, el organismo mantiene como prioridad una resolución pacífica a la crisis afgana. "Para la ONU, siempre será necesario agotar todos los cauces pacíficos para la resolución de un conflicto", precisa.
Compromiso antiterrorista
Otro plano en el que Naciones Unidas puede aportar es en ir estructurando el marco legal internacional que permita llevar a la justicia a los terroristas, cortar sus flujos financieros y aislar a los que los protejan.
Precisamente el Consejo de Seguridad emitió el pasado 28 de septiembre la resolución 1.373, en la que exige a todos los estados que "prevengan y supriman el financiamiento de los actos terroristas". Los países miembros tendrán un plazo de tres meses para informar las medidas que hayan tomado.
Pese a las constructivas intenciones de la ONU, diferentes analistas son escépticos ya que si bien un sinnúmero de resoluciones han condenando el terrorismo, en general éstas no se han traducido en acciones concretas.
"El problema con la ONU es que algunos de sus miembros tienen fuertes lazos y simpatías con diferentes grupos terroristas y eso hace que cualquier acción sustancial contra el terrorismo pueda ser rechazada, rompiendo el consenso necesario en muchos casos", dice Brett Schaefer. |