Ofensiva en el sur de Afganistán
La
oposición controla el aeropuerto de Kandahar
El
Mercurio
Jueves
15 de noviembre de 2001
El jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, informó que había combates en el bastión de los talibanes y que fuerzas especiales estadounidenses se desplegaron en las principales carreteras afganas.
AVANCE.- Combatientes de la oposición han provocado
el repliegue masivo de los integristas talibanes hacia
el sur del país centroasiático. |
KABUL/AGENCIAS.- Varias tribus del sur de Afganistán se rebelaron ayer contra el régimen talibán, que perdió control sobre el aeropuerto de Kandahar, ciudad donde tiene la mayor fortaleza su líder, el mullá Mohammed Omar, y último bastión de esta milicia integrista.
Responsables de la oposición afgana en Pakistán y fuentes norteamericanas aseguraron que partidarios del opositor de etnia pashtún y miembro de la nobleza, Hamid Karzai, habían tomado la base aérea cercana a Kandahar, obligando a los talibanes a replegarse hacia el sur.
La Alianza del Norte, que controla ya Kabul, fue más triunfalista en sus informaciones y aseguró haber tomado por completo Kandahar. "La población se sublevó, las fuerzas de la Alianza del Norte tomaron el control de la ciudad y ya no hay talibanes en Kandahar", declaró el embajador de este grupo en Dushambé, Said Ibragim Jikmat.
Sin embargo, un portavoz de los talibanes desmintió ayer la caída de Kandahar en una declaración en directo desde esa ciudad al canal de televisión qatarí Al Jazeera.
La situación en Kandahar, por lo tanto, es confusa y tampoco el Pentágono ofreció información puntual. El secretario norteamericano de Defensa, Donald Rumsfeld, se limitó a decir en Nueva York que se estaban produciendo "combates en Kandahar y sus alrededores".
Fuentes de Washington citadas por la CNN informaron de combates en las calles de Kandahar. A pesar de que los talibanes todavía controlan algunos barrios, están huyendo en masa, según las fuentes.
"Espero que las tribus del sur, que se han opuesto a los talibanes, emprendan muchas acciones, y que sean apoyadas para instalarse y tomar el poder", dijo Rumsfeld.
Control de carreteras
Rumsfeld informó además que fuerzas especiales estadounidenses se desplegaron en puntos de control de las principales carreteras que conducen del norte al sur de Afganistán para "detener a las personas que deben ser detenidas".
"Hemos introducido algunos equipos en el sur. Están bloqueando las principales rutas que conectan el norte y el sur", dijo Rumsfeld tras visitar las ruinas del World Trade Center, que se derrumbó tras los atentados del 11 de septiembre.
El jefe del Pentágono precisó que nadie debe pensar que porque los talibanes se estén replegando desde el norte, la búsqueda y captura de Bin Laden está a punto de terminar.
De momento reconoció que Estados Unidos no tiene idea de dónde puede estar escondido Bin Laden y reiteró la posibilidad de que los talibanes, el saudita y Al Qaeda pudieran cruzar la frontera afgana con Irán hacia el oeste, o con Pakistán, hacia el sur y el este.
Paralelamente, miles de soldados británicos se preparaban ayer para una misión en Kabul y en otras partes de Afganistán, mientras otras naciones, incluso Indonesia y Nueva Zelanda, ofrecieron también el envío de fuerzas de paz para garantizar el establecimiento de un gobierno de coalición en ese país.
Mientras tanto, los talibanes dijeron ayer en Islamabad que tanto Osama bin Laden como su líder el mullá Omar, están en lugar seguro y siguen en territorio afgano.
"Están en Afganistán y no han sufrido ningún daño", dijo el portavoz talibán mullá Abdullá, quien reiteró que los talibanes no han cambiado de posición respecto de Osama bin Laden y, por tanto, no hay que contemplar la posibilidad de que pudieran llegar a un acuerdo con Estados Unidos para entregarlo.
A pesar de las firmeza de las declaraciones talibanes, muchos comandantes de esta milicia integrista han desertado, lo que ha facilitado el avance de la Alianza del Norte.
Ayer los talibanes abandonaron las provincias de Logar (al sur de Kabul) y de Uruzgán (centro-este).
Jalalabad, al este de Kabul, también cayó ayer en manos de fuerzas opositoras, pero en este caso no de la Alianza del Norte, sino de dos grupos pashtún (etnia mayoritaria en el sur de Afganistán y a la que pertenecen los talibanes) encabezados por el comandante Yunus Jalis.
Jalalabad era, según Estados Unidos, uno de los lugares donde se concentraban los campos de entrenamiento de la red terrorista Al Qaeda. Además, otros grupos opositores cuya afiliación política no está clara, han arrebatado a los talibanes las provincias orientales de Jost, Kunar, Nangarhar y Logar, que según fuentes de la Alianza están bajo control de jeques locales, generalmente de la etnia pashtún.
Asalto a Kunduz
En el norte de Afganistán, los muyajedines de la Alianza del Norte anunciaron un inminente asalto contra Kunduz, importante ciudad que une Kabul con Tadjikistán y donde siguen resistiendo los talibanes, que se atrincheraron allí.
Analistas militares y expertos en Afganistán aseguran que la estrategia de los talibanes de replegarse y retirarse de las zonas urbanas tiene como fin permitirle realizar una guerra de guerrillas desde las montañas y cavernas.
"Una vez perdido el aeropuerto de Kandahar, los talibanes se quedan sin posibilidad de huir por aire. No hay forma de recibir suministros. Lo único que les quedará será replegarse a las montañas e iniciar la guerra de guerrilla que bien conocen", explicó el especialista Thomas Gouttierre, director del Centro de Estudios Afganos de la Uni-versidad de Nebraska. Atrocidades complican a EE.UU.
Estados Unidos observa con sentimientos encontrados los avances de la Alianza del Norte en Afganistán. No sólo el hecho de que por el momento parezca muy lejana la posibilidad de hallar una solución política para el país empaña la alegría por los últimos éxitos militares. También provoca preocupación en Washington las cada vez más numerosas informaciones acerca de atrocidades cometidas por miembros de la coalición antitalibán.
Ayer, el representante de la UNICEF en Islamabad, Chulho Hyung, informó que uno o dos choferes de la organización detenidos el sábado por la Alianza del Norte en Mazar-e-Sharif habrían sido ejecutados. Las víctimas era afganos de la etnia pashtún y formaban parte del convoy que transportaba ayuda humanitaria. Ante esto la organización suspendió sus operaciones allí.
Varios representantes de la ONU aseguraron que la situación en esa ciudad seguía siendo tensa. "Según nuestras informaciones, hay cadáveres en las calles", declaró la portavoz de la ONU, Stephanie Bunker.
Observadores occidentales afirman que en Mazar-e-Sharif han sido ejecutadas unas 600 personas.
Organizaciones, como Human Rights Watch, ya advirtieron públicamente al comienzo de la acción militar norteamericana en contra de entregar armas a los "sanguinarios comandantes" de la Alianza del Norte. |