CHAMAN, PAKISTÁN/AGENCIAS.- El caótico cruce fronterizo de Chaman, en el suroeste de Pakistán, estaba cerrado ayer, mientras Islamabad se negaba a ceder ante demandas de la ONU y mantenía su política de impedir la entrada a un creciente número de afganos que buscan asilo en su territorio.

Funcionarios de Pakistán y Afganistán confirmaron que habían alcanzado un acuerdo para instalar tiendas de campaña dentro de la frontera afgana a fin de contener la ola de refugiados.

El flujo de afganos hacia el cruce fronterizo de Chaman, en la provincia de Baluchistán cerca de Quetta, se ha incrementado de forma significativa en la última semana, mientras la gente huye de los bombardeos de aviones británicos y estadounidenses contra el gobernante movimiento talibán.

El portavoz de la cancillería paquistaní, Riaz Mohammad Khan, indicó que las fronteras con Afganistán aún estaban cerradas, pero que se le permitía la entrada a ancianos y niños.

La ONU y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) distribuyeron carpas, sábanas de plástico, alimentos y material sanitario en Chaman.

Hay mucha agitación en la zona, donde miles de afganos presionan en la frontera pidiendo refugio. Según fuentes gubernamentales, al menos 10.000 personas se encuentran del lado afgano de la frontera, esperando el momento para entrar en Pakistán.

En los últimos días, guardias armados de ambos lados de la frontera han abierto fuego en un intento por controlar a las masas. Según testigos, durante el fin de semana miles de afganos entraron en Pakistán, valiéndose de sobornos o deslizándose a través de huecos en las cercas de la frontera.