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Relatos conmovedores
"Fue peor que una pesadilla, nunca podremos olvidarlo"
El Mercurio
Miércoles 12 de Septiembre de 2001

Sobrevivientes y testigos del atentado al World Trade Center, aún traumatizados por lo que vivieron, entregaron dramáticos testimonios de la tragedia que impacta al mundo.

The New York Times

NUEVA YORK.- Bolas de fuego de combustible se alzaron cuando los aviones se estrellaron en los edificios más altos de la ciudad de Nueva York. El aire rápidamente se ennegreció y se volvió acre y algunos empleados saltaron desde las ventanas destrozadas de las torres gemelas del World Trade Center. Escombros y elementos de oficina destrozados plagaron las calles del bajo Manhattan.
Los refugiados de los edificios en llamas corrían y se tambaleaban en medio de lo que había sido, unos minutos antes, un día claro. Algunos gritaban, otros lloraban, otros estaban sentados en el borde de la acera mudos con el impacto, sus rostros y sus trajes de negocios manchados de hollín. Los que salieron ilesos asistían a los heridos, donde un hombre ayudaba a un extraño quien había perdido gran parte de su piel.

Los terroristas habían cometido atentados explosivos antes, los que incluyen uno en este mismo lugar, pero nadie había experimentado nada tan impactante como el ataque de ayer en el World Trade Center. Los testigos describieron el derrumbe de las torres, diciendo que parecía como si uno de los hitos famosos del país se hubiera derretido.

El bombero Carlos Muniz, tiznado entero, ponía en hilera a las víctimas a un costado de los edificios en llamas.

"Algunos estaban con vida, otros estaban muertos, algunos tenían quemaduras", contó Muniz. "Llovía hollín y estaba oscuro. Cuando uno ve policías correr, sabe que no tiene ninguna posibilidad".

El servicio de Metro se interrumpió. Los aeropuertos se cerraron. Con los sistemas telefónicos celulares fuera de servicio, la gente formaba cola ante las cabinas.

Derrumbe espectacular
Nubes grises y negras cubrían los edificios. Un enorme ruido sordo, descrito por un testigo como un trueno, sólo que duró más tiempo, estremeció el lugar. Uno de los edificios empezó a derrumbarse. Unos momentos más tarde, contó el testigo, la cima de la torre simplemente ya no estaba en el mismo lugar donde había permanecido por años.

"Fue peor que una pesadilla. Algo indescriptible, irreal. Los que estuvimos ahí nunca podremos olvidarlo", indicó Clemant Lewin, un banquero que trabaja en un edificio frente a lo que alguna vez fue el World Trade Center.

Dijo que después de la explosión inicial, vio por la ventana cómo la gente saltaba desde los pisos superiores de las torres gemelas, incluyendo un hombre y una mujer tomados de la mano mientras caían. "Estaré traumatizado toda mi vida", puntualizó Lewin.

En el sitio, elegantes ejecutivos y empleados corrían hacia el norte, lejos de las torres y del distrito financiero. Muchos jadeaban y lloraban.

El residente en Brooklyn Alex Battles estaba en casa, preparándose para ir a trabajar, cuando oyó la explosión. Supuso que alguien estaba utilizando dinamita en algún sitio de construcción. Alguien en la calle le contó lo que estaba sucediendo. Luego vio papeles que revoloteaban a través del East River hacia Brooklyn. Logró llegar a Manhattan y vio desde su oficina en la Calle 23 y Sexta Avenida. "La torre sur parecía inclinarse hacia el este mientras caía", aseveró. "La segunda se derrumbó en forma recta".

Las calles quedaron cubiertas de cenizas. Pronto, la policía acordonó el área para permitir el trabajo de los equipos de rescate.

"Algo inimaginable"
"Veo algo inimaginable", manifestó el ex comisionado de policía de Nueva York Howard Safir. "Nadie jamás se habría imaginado que perderíamos el World Trade Center. Tiene que considerarlo como una zona de guerra".

Verrette Abel, quien trabajaba en el piso 44 de la World Trade Center One, habló de su horrible mañana. Eran casi las 9 A.M. y un grupo de empleados estaba de pie, conversando. El edificio empezó a estremecerse y se inclinó. Ella miró por la ventana y vio un cuerpo en el suelo. Arriba, humo negro.

Abel y sus colegas bajaron los 44 pisos y salieron a la calle.

"En la plaza, se podían ver cuerpos por todos lados", contó. "Se produce otra explosión. Miro hacia atrás y puedo ver todo ese humo negro. Trato de subir a un vehículo policial, pero no puedo. Corro hasta este edificio. Oigo otro estampido. No puedo creerlo".

"Pensé que era un trueno", contó a "El Mercurio" la mañana de ayer el corredor de bolsa argentino Fabián Ferrada, quien vive a unas cincuenta cuadras del lugar de los atentados, en Nueva York.

"Anoche hubo tormenta eléctrica y pensé que hoy seguía, pero el cielo estaba despejado, entonces prendí la televisión para saber qué pasaba y al poco tiempo empezaron las transmisiones. Estoy choqueado, tratando de ver cómo están todas las personas en las que logro pensar y que pueden haber estado ahí", dice conmovido.

 

 

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