Editorial
Repercusiones
asiáticas
El
Mercurio
Martes
16 de octubre de 2001
Una versión de la guerra contra el terrorismo ejercido por extremistas islámicos dice que se trata de un conflicto entre Estados Unidos y una veta agresiva del Islam. Pero el desarrollo de los acontecimientos sugiere que el problema es muchísimo más complejo, como lo prueba el Asia Central.
El ámbito geográfico en torno a Afganistán era un hervidero de conflictos con connotaciones islámicas mucho antes de los atentados de septiembre.
Rusia, Bielorrusia, Armenia, Tadjikistán, Kazajstán y Kirguizia acordaron en octubre del año pasado un proyecto de defensa común con el fin de combatir el "terrorismo, el extremismo político y religioso y el tráfico de drogas y armas". Las partes declararon que "Afganistán es uno de los centros mundiales del terrorismo internacional y del tráfico de drogas". El ministro de Defensa ruso dijo que "si el movimiento talibán intenta cruzar a Tadjikistán, Rusia actuaría en consonancia".
Rusia, China y los tres países centroasiáticos mencionados - los Cinco de Shanghai- suscribieron en esa ciudad china, en 1996, un acuerdo para garantizar la seguridad de sus fronteras, porque enfrentaban rebeliones sazonadas de terrorismo. La causa de ello es atribuida por los afectados a la actividad de fundamentalistas islámicos, asistidos por Afganistán. Rusia señala el caso de Chechenia, y China se inquieta por la subversión en la provincia de Xingjiang, donde hay una considerable minoría musulmana. Este territorio deslinda con aquellos tres países y también con Afganistán y Pakistán. Beijing dispuso recientemente el reforzamiento militar de esas dos fronteras.
China ha establecido contactos con Asia Central, respaldando proyectos petroleros en Kazajstán y otros de variada índole en Uzbekistán y Pakistán. Afganistán tampoco fue ajeno a intentos chinos de inversión. Pende, además, el estudio de un proyecto para construir un gasoducto que llegaría desde Kazajstán hasta Japón.
China tiene avidez de combustibles, que existen en asombrosa abundancia en el Caspio. Amonestando a Washington sobre la necesidad de actuar con moderación y precisión contra el terrorismo, Beijing puso a disposición de expertos norteamericanos información sobre el terrorismo en Asia Central, recogida por sus propios servicios de inteligencia.
Rusia no ha perdido de vista esa región, que formaba parte del imperio soviético en buena medida. Rivaliza hoy en ella con Estados Unidos para conservar cierta tutela sobre sus riquezas petroleras. Putin ofreció amplia colaboración a Estados Unidos en la actual encrucijada, pero no apoyo militar directo. Moscú asevera que la guerra chechena es un combate contra el terrorismo y habría nexos entre los insurgentes y los seguidores de Bin Laden; éstos habrían sido cabecillas en una incursión desde Chechenia contra la república rusa de Daguestán en 1999.
Uzbekistán y Tadjikistán han otorgado apoyo logístico a Estados Unidos para su actual despliegue bélico. Ambos países han combatido rebeliones islámicas contra sus gobiernos. |