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Gira del ministro de Exteriores británico
Straw busca apoyo a régimen talibán
El Mercurio
Viernes 23 de noviembre de 2001

Representante de la Alianza del Norte le garantizó la formación de un gobierno de unidad.


VIAJE.- Después de las entrevistas sostenidas ayer en Irán, el ministro británico, Jack Straw, tiene previsto reunirse hoy en Pakistán con el Presidente de ese país, Pervez Musharraf.
Agencias

TEHERÁN.- Las gestiones diplomáticas para crear un nuevo gobierno de unidad nacional en Afganistán se desplazaron ayer a Teherán, donde el ministro británico de Asuntos Exteriores, Jack Straw, y su colega de la Alianza del Norte afgana, Abdullá Abdullá, coincidieron en la necesidad de formar un ejecutivo de amplia base.

Después de entrevistarse con Abdullá, Straw dijo que había recibido del dirigente afgano garantías del "compromiso" de la Alianza del Norte en la formación de un nuevo gobierno con participación de todas las facciones.

Straw llegó ayer en la mañana y permaneció sólo algunas horas en Teherán, donde, según comentaristas políticos iraníes, habría pedido al gobierno local que no interfiera en un acuerdo para la formación de un nuevo gobierno afgano de amplia base que, en principio, debería alcanzarse en la conferencia de Bonn el lunes próximo.

Durante los cinco años de gobierno de los talibanes en Kabul, Teherán mantuvo una relación muy tensa con ese régimen y fue el principal respaldo del Frente Islámico Unido, como se denomina en Irán a la Alianza del Norte.

Además, la República Islámica de Irán, de confesión musulmana chiíta, ha sido un apoyo incondicional del Presidente Burhanuddin Rabbani, un sunita derrocado por los talibanes en 1996, aunque su Gobierno siguió siendo reconocido por la ONU, lo que ha llevado a Teherán a pedir que sea él quien encabece el nuevo proceso político.

El ministro británico, quien anteriormente había prometido ayuda europea a los refugiados afganos en Irán y Pakistán, dijo que la comunidad internacional tiene que cooperar ahora con Afganistán para reconstruir el país y posibilitar un gobierno democrático en el que estén representadas todas las etnias.

Tras su encuentro con Straw, Abdullá dijo que la Alianza del Norte acepta la participación del rey Mohammed Zahir Shah, derrocado en 1973, en la conferencia sobre el futuro gobierno, pero rechaza tajantemente "que los talibanes acudan a esa reunión".

"Sería una base demasiado ancha si aceptamos tal término (porque incluiría a miembros talibanes moderados). Tal terminología es una contradicción", dijo Abdullá.

La Alianza se ha negado también a respaldar el desplazamiento de más tropas occidentales en Afganistán. "Nuestra posición es que eso debe ser decidido a la luz de los acontecimientos", dijo Abdullá.

El ministro de Exteriores de la Alianza del Norte solicitó asimismo "una amplia cooperación global para la reconstrucción de Afganistán, devastado por la guerra".

Encuentro en Pakistán

En la segunda etapa de su gira, Jack Straw viajó ayer mismo a Pakistán, donde hoy se reunirá con el Presidente Pervez Musharraf.

Según el periódico británico "The Times", el ministro encontrará al Mandatario paquistaní en un buen pie ya que el éxito de su decisión de respaldar a EE.UU. ha reforzado su posición.

Sin los mullás (líderes religiosos) que lo fastidien y el ejército tranquilo su único problema es la economía. Cómo Musharraf salió triunfante de su jugada atrevida y no deseada de ayudar a George W. Bush a combatir a los talibanes es una de las historias más interesantes de los últimos dos meses. Hay dos razones, las cuales indican que Pakistán está a punto de un verdadero cambio.

En primer lugar, el apoyo popular para los mullás fue mucho menor que lo que se temía. Las protestas en contra de la decisión de Musharraf de apoyar a EE.UU. en general fueron pequeñas.

En segundo lugar, las fuerzas armadas se han deshecho de gran parte de su sabor fundamentalista, con un beneficioso empujón de Musharraf, quien destituyó a los generales pro talibanes.

De modo que el único problema de Musharraf es el golpe que el 11 de septiembre le dio a la economía. Pakistán calcula que la guerra le costará 2 mil millones y medio de dólares en pérdidas este año.

 

 

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