Luego del breve rol de George Lazemby como el agente 007 en Al Servicio Secreto de Su Majestad, Connery vuelve al rol que lo hizo famoso-- por (pen)última vez. Después de dar vuelta varias veces el mundo tras su archienemigo, Bond retorna triunfante a Londres. Al parecer, al fin ha derrotado a Blofeld. Pero su alegría dura poco: al llegar, otro caso le espera.

Un gigantesco lote de diamantes ha sido robados de minas africanas y dos peculiares asesinos están matando a todo el mundo a su paso con los diamantes. Bond viaja encubierto como Peter Franks, traficante de piedras preciosas. Pero su sorpresa es mayúscula al descubrir que el cerebro detrás de la operación (que también involucra a un satélite armado con un súper láser), es ¡nada menos que el mismísimo Ernst Stavro Blofeld!.

Cabe destacar que a excepción de Nunca Digas Nunca Jamás, esta fue la última cinta de James Bond donde Sean Connery fue le personaje titular. A estas alturas, Connery ya era una estrella de cine, y decidió astutamente participar en otros proyectos, en películas como Asesinato en el Expreso Oriente y El Hombre Que Sería Rey. A lo mejor es por eso que Connery está más gracioso que nunca y la cinta se da el lujo de tener un humor bastante desmedido -además de muchos desnudos- para el promedio de la serie. Es más: algunos fans van tan lejos como considerarla una cinta de Roger Moore protagonizada por Sean Connery. Sin duda, uno de los títulos más curiosos de la serie.

Con Sean Connery, Jill St John, Charles Gray (quien reemplaza a Donald Pleasance como Blofeld), Lana Wood (como la sugerente Plenty O'Toole) y Jimmy Dean como Willard White. Guy Hamilton vuleve una vez más como director y se nota que el comediante Mike Myers se inspiró en esta cinta para su propia saga del agente secreto Austin Powers. Todo sus parodias parecen provenir de acá.

  
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