Viernes, 18 de Diciembre
de 1998
“Kurt & Courtney”:
AMOR Y ODIO GRUNGE
Invitado
a un taller literario en Estados Unidos, un joven poeta nacional fue
testigo del revuelo originado por un documental sobre la vida y la muerte
de Kurt Cobain.
Reminiscencias
grunge, niñas de fan clubs conmemorando un duelo, gringos que
se niegan a ver el documental por razones emotivas o por respeto. Se
huele: la herida está fresca. Aunque hayan desaparecido los posters
de Nirvana de las disquerías y las poleras con su efigie ya se
ocupen de huaipe.
El documental
titulado Kurt & Courtney, realizado en 1994 por el británico
Nick Broomfield y estrenado este año, revisa los hechos de la
muerte de Cobain y repleta los cines universitarios. El filme intenta
ser objetivo, pero se inclina por la hipótesis de un asesinato
urdido por la propia Courtney, razón por la cual los abogados
de la vocalista de Hole intentaron impedir por todos los medios su exhibición.
Demandas van y vienen. Y provocaciones. La señorita Love maldice
a medio mundo y de eso hablan algunos periodistas y algunas amigas de
Cobain en el documental. Courtney no bromea.
Entre los
testimonios está el de la regordeta primera novia del vocalista
de Nirvana; la cámara se mete con dificultad a su casa, que entre
posters, cachureos y muñecas -espantosa decoración de
adolescente americana- exhibe las primeras pinturas de Kurt, que nada
tienen que envidiarle a lo más truculento de Francis Bacon: figuras
humanas deformes y fetos.
La tendencia
autodestructiva, evidente en sus cuadros y canciones, es una de las
razones esgrimidas por quienes afirman que Cobain no fue asesinado:
la mayoría señala que Courtney no planeó su muerte,
pero hacía de su vida un infierno.
La vida
de Kurt Cobain fue puro dolor. Expulsado de su hogar, vivió debajo
de un puente que hoy está lleno de graffitis del tipo te amamos,
no te olvidaremos Kurt. Y luego en casas de amigos.
En el filme
se entrevista a varios testigos. A un abogado que defiende a brazo partido
la tesis del crimen; a la empleada del matrimonio Cobain Love, quien
entre lágrimas señala que tuvo que renunciar porque no
soportaba la manera en que Courtney trataba a Kurt. Además, el
padre de la cantante denuncia que ella salía con Pedro, Juan
y Diego al mismo tiempo. Incluso con Billy Corgan, el vocalista de los
Smashing Pumpkins. La idea de la señorita Love, según
cuentan algunos testigos, era escalar a través de una de esas
estrellas del rock hacia Hollywood.
Cuando Broomfield
entrevista al primer novio de Courtney, la escena es tan patética
como emblemática: tiene que bajar al subterráneo de la
casa, donde entre electrodomésticos en desuso, se encuentran
todos los recuerdos empolvados de la época. Discos, atuendos,
posters. El sujeto empieza a hablar amaneradamente y con rabia a la
cámara, como si estuviera hablando con Courtney: no estoy ni
ahí... con tus abogados y toda tu porquería y la palabra
f... cada tres segundos, mientras el público del cine se muere
de la risa. Lo mismo ocurre con el sujeto que aparece con capucha de
verdugo en un videoclip, mientras unas mujeres vestidas de cuero y cadenas
hacen algunos movimientos supuestamente sensuales. En realidad, da más
risa que miedo. Broomfield visita después a un gringo similar
a esos luchadores que hacen gestos obscenos a la cámara, quien
asegura que Courtney le pidió volar la cabeza de Kurt. Pero en
realidad se trata de un payaso. Si miente o dice la verdad, nadie puede
saberlo.
El realizador
británico visita así a varios personajes, recibiendo portazos
y forcejeos con la cámara; muchos aparecen encapuchados, algunos
responden con recelo, otros atontados por las drogas. Courtney no se
queda atrás rechazando entrevistas, tapando cámaras con
la mano o negándose a responder (no quiero hablar de eso, soy
tan feliz). Quizá la parte más osada del documental es
cuando en una ceremonia en Hollywood donde Courtney era la reina de
la fiesta, Broomfeld se las arregla no sé cómo para subir
al escenario y tomar el micrófono, desde donde lo sacan los guardias
en el acto.
Por último,
lo más sensato y objetivo, lo que resume el espíritu del
documental, son las opiniones del padre de Courtney que, como la película,
no descarta la tesis del asesinato.
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