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Lunes, 07 de Agosto de 2000
ASÍ ES EL POLÉMICO DOCUMENTAL "KURT Y COURTNEY"


Mañana, el canal de cable HBO Olé estrenará el vetado filme de Nick Broomfield sobre la vida, obra y posible asesinato de Kurt Cobain, líder del desaparecido grupo Nirvana.


C
uando Courtney Love supo de la existencia de un documental que exploraba ciertos pasajes oscuros sobre su recién difunto marido, Kurt Cobain el vocalista de Nirvana, quiso saber cuál sería su papel en la historia. Y le bastó enterarse de lo que se decía de ella en los primeros minutos del filme, para montar una lucha judicial e impedir que la obra debutara en el Festival Sundance del año '98. Y no era para menos, ya que según la película de Nick Broomfield, ella sería la instigadora de la muerte de Kurt Cobain, ocurrida el 4 de abril de 1994.

Acusada y difamada, finalmente Courtney no pudo evitar la exhibición pública de la cinta (si bien la retiraron del Sundance), pero al menos logró que le prohibieran al cineasta ocupar las canciones "Smells Like Teen Spirit", de Nirvana y "Doll Parts", de su grupo Hole. Más tarde, el documental también sería vetado en la pantalla chica, y el hecho no se revirtió hasta hace poco. Mañana, el canal de cable HBO Olé lo estrenará a las 21:00 horas.

Pese a todo, Broomfield llevó su obra a otra muestra de cine independiente, el Slamdunk Festival. A la película se le bajó el perfil, pero cuando pocas horas antes se anunció su exhibición, las entradas se agotaron. A pesar de ello, la cantante logró mantener a raya todo lo que pudo el documental "Kurt y Courtney". De hecho, al director le costó encontrar gente que invirtiera en más copias para ser distribuida en todo el país.

El filme revisa sutilmente el potencial musical de Kurt a través de filmaciones durante su niñez mientras juega con un metalófono y canta "Hey, Jude". Pero el tono de la película en realidad es otro: Acusar sin piedad a la esposa del cantante por medio de entrevistados que la señalan con el dedo del medio.

Cámara en mano, Broomfield se pasea por las habitaciones de amigos y conocidos del difunto, entre los que de verdad cuesta rescatar a alguien normal o al menos, integrado a la sociedad. En su mayoría, traficantes de droga, enemigos declarados de Courtney y hasta un ex novio regalando groserías, coaccionan la investigación a tal punto que llega a perder peso y credibilidad, sobre todo porque el director no sale a la calle a preguntar, sino a buscar las respuestas que necesita y que ya tenía contestadas de antemano.

Eso, hasta que en pantalla aparece nada menos que el padre de Courtney. De camiseta y jeans, el progenitor no acusa a su hija de peligrosa. A él, como al director, no le cabe duda de que ella sea la culpable. También grita en cámara y afirma que no tiene miedo, que sabe que ella posee el dinero suficiente para contratar matones que le cierren la boca, pero que los estará esperando.

De aquí en adelante, la cinta deja de parecer un sketch, y las hipótesis de conspiración vuelven a traer cordura y tautología a los hechos. Una nana, por su lado, cuenta cómo la cantante llegó a la vida de Kurt y la manera en que, en menos de tres años, tomó el control absoluto de su persona y de todo el negocio que lo rodeaba. No menos importante, aunque sí caricaturesca, resulta la declaración de "El Duce", ex vocalista y líder del grupo Mentor's, quien afirma que Courtney Love le ofreció 50 mil dólares por "hacerse cargo" de su marido. Más raro aún es que el propio Duce haya aparecido muerto poco después de la entrevista, en extrañas circunstancias.

El director no oculta la ironía que baña a su obra. El mismo aparece en pantalla en varias oportunidades dando duras opiniones, pero con una sonrisa en los labios. Quizá esa sea la mejor actitud para asistir a este documental tendencioso. No tomárselo todo tan en serio y mantener abierta la puerta de la duda. Cinematográficamente hablando, "Kurt y Courtney" vale por su espontaneidad y carisma, y en contenido sobrevive por su aguda mirada al lado oscuro de las estrellas de rock, la fama, la naturaleza humana, la ética periodística y las consecuencias de pertenecer a la cultura popular.

Juan Andrés Salfate