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La
partera de Jerusalén
1.
Y la anciana, acompañada de José, llegó a la
gruta, cuando el sol se había puesto ya. Y penetraron en
la caverna, y vieron que nada había allí,pero que
el recinto estaba iluminado por luces más luminosas que las
de todos lo candelabros y de todas las lámparas, y más
intensas que la luz del sol. Y el niño, a quien María
había envuelto en pañales, mamaba la leche de su madre.
Y cuando ésta terminó de darle el pecho, lo depositó
en el pesebre que había en la caverna.
2.
Y la anciana preguntó a Santa María: ¿Eres
la madre de este recién nacido? Y Santa María dijo:
Sí. Y la anciana repuso: No te pareces a las demás
hijas de Eva. Y Santa María sijo: Como mi hijo es incomparable
entre los niños, así si madre no se puede comparar
entre las muejres... Y la anciana respondió en estos términos:
Oh señora, yo vine sin mala intención, para obtener
la curación de mi parálisis. Nuestra Señora
Santa María le dijo: Pon tu mano sobre el niño. Y
ella la puso, y al momento quedó curada. Y salió diciendo:
Seré la esclava y la sierva de este niño durante todos
los días de mi vida.
Capítulo
VIII
Vuelta de los Magos a su tierra
1.
Los magos llegaron a su país a la hora del mediodía.
Y Persia entera se alegró y se maravilló de su vuelta.
2.
Y al crepúsculo matutino del día siguiente, los reyes
y los jefes se reunieron con los magos y les dijeron: ¿Cómo
os ha ido en vuestro viaje y en el retorno? ¿Qué habéis
visto, qué habéis hecho, qué nuevas nos traéis?
¿Y a quién habéis rendido homenaje? Y ellos
enseñaron el pañal que les había dado María.
A cuyo propósito celebraron una fiesta, al uso de los magos,
encendiendo un gran fuego, y adorándolo. Y arrojaron a él
el pañal, que se tornó aparentemente en fuego. Pero
cuando éste se hubo extinguido, sacaron de él el pañal
y vieron que se conservaba intacto, blanco como la nieve y más
sólido que antes, como si el fuego no lo hubiera tocado.
Y tomándolo, lo examinaron bien, lo besaron y dijeron: He
aquí un gran prodigio, sin duda alguna. Este pañal
es el vestido del "Dios de los dioses", puesto que el
fuego de los dioses no ha podido consumirlo, ni deteriorarlo siquiera.
Y lo guardaron preciosamente consigo, con fe ardiente y con veneración
profunda.
Capítulo XXXVI
Las figurillas de barro
1.
Un día, cuando Jesús había cumplido los siete
años, jugaba con sus pequeños amigos, es decir, con
los niños de su edad. Y se entretenían con el barro,
haciendo de él figurillas, que representaban pájaros,
asnos, caballos, bueyes y otros animales. Y cada uno de ellos se
mostraba orgulloso de su habilidad y elogiaba su obra, diciendo:
"Mi figurilla es mejor que la vuestra". Mas Jesús
les dijo: "Mis figurillas marcharán si yo se los ordeno".
Y sus pequeños amigos dijeron: "¿Eres quizás
el hijo del Creador?".
2. Y Jesús mandó a sus figurillas marchar, y en seguida
se pusieron a dar saltos. Después, las llamó, y volvieron.
Y había hecho figurillas que representaban gorriones. Y les
ordenó volar, y volaron, y posarse, y se posaron en sus manos.
Y les dio de comer, y comieron, y de beber, y bebieron. Y ante unos
jumentos que hiciera, puso paja, cebada y agua. Y ellos comieron
y bebieron. Los niños fueron a contar a sus padres todo lo
que había hecho Jesús. Y sus padres les prohibieron
que en adelante jugaran con el hijo de María, diciéndoles
que era un mago, y que convenía guardarse de él.
Capítulo
XXXVIII
Jesús en el taller de José
1.
A veces, José llevaba a Jesús consigo y circulaba
por toda la población. Porque ocurría que las gentes,
a causa de su oficio, lo llamaban, para que les hiciera puertas,
cubos para ordeñar, asientos o cofres. Y Jesús lo
acompañaba por doquiera iba.
2. Y cada vez que se necesitaba prolongar o recortar algún
objeto, alargarlo o empequeñecerlo, fuese un codo o en un
palmo, Jesús extendía su mano hacia el objeto y la
cosa quedaba hecha como deseaba José, sin que éste
tuviese que poner la mano en ello. Porque José no era hábil
en el oficio de carpintero.
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