Casi dos años después, en enero de 2002, el "padre" de Dolly, el profesor escocés Ian Wilmut, del Instituto Roslin de Edimburgo, reconoció que la oveja sufría de una artitris prematura.

La noticia enfureció a los grupos de protección de animales, que acusaron a los laboratorios de tener objetivos mercantiles.

 
 
Términos y condiciones de la información © El Mercurio S.A.P.