Antuco
Marcha abortada en Los Barros:

El episodio que le salvó la vida a 112 militares

 

Pedro Lezaeta, enviado especial
Domingo, 22 de Mayo de 2005

La orden de bajar desde el refugio, con un clima adverso y malas noticias del resto de la tropa, fue discutida.

ANTUCO.- "¿Quiere saber cómo estamos?... ¡Vivos! ¿Le sirve eso?".

Serios. Callados. La mayoría de los 112 conscriptos del Regimiento Reforzado N° 17 de Los Ángeles que fueron evacuados ayer por la mañana hasta la Tenencia de Carabineros Antuco, tras permanecer aislados en el refugio de Los Barros, golpeaban con la mirada a quien lograba alcanzarlos para preguntarle por su experiencia.

De hecho, algunos reconocieron que entre sopa caliente, arroz y canciones militares para subir la moral también hubo espacio para la desesperación. La molestia. La rabia. Algo que en definitiva pareciera que les salvó la vida. Según reveló entre susurros uno de los conscriptos, una disputa impidió que los jóvenes reclutas iniciaran una marcha anticipada donde la muerte estaba ganando.

La disputa, se dijo a este medio, se generó cuando el personal más antiguo determinó que -pese al mal tiempo- había que abandonar el refugio y descender de la montaña.

Sin embargo, otros fueron de la idea de quedarse, de no obedecer órdenes y velar por mantenerse seguros en un clima más que amenazante. A esas alturas, ya se sabía del desastre que estaba sucediendo en el Antuco.

Finalmente, la marcha no se inició. Pero quedó la molestia. Por ello, comentó un militar que participó en la evacuación, se prefirió ordenar silencio a los conscriptos.

Sus historias fueron encerradas en camiones militares que los bajaron rápidamente a su regimiento.

Antes cantaron la Canción Nacional. Se formaron. Entonaron Los Viejos Estandartes frente a una bandera a media asta que por la mañana estaba más bien calma.

Había sol. Buen clima. Por ello los rescatistas pudieron trabajar.

Personal de Vialidad "inventando" caminos. La Fuerza Aérea con más helicópteros. La Municipalidad de Antuco, con hombres que transportaban ayuda.

El Ejército usando incluso un detector térmico para buscar cuerpos bajo más de tres metros de nieve.

Todo ello, según se dijo en la tarde, permitió que por lo menos se pudiera localizar a otros cinco cadáveres que fueron enviados hasta La Casa Amarilla, un refugio en La Cortina que es usado como improvisada morgue en esta tragedia.

Entre tanto, los rescatistas marcaron con banderillas otros quince puntos en el radio de búsqueda donde estarían otros cuerpos de conscriptos que se esperaba retirar por la noche. Conforme a antecedentes conocidos por El Mercurio, algunos de los cadáveres encontrados estaban recostados boca arriba. Con el fusil sobre el pecho.

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