Ahora incluso aconseja a los más jóvenes.
AFP
SANTIAGO.- Sinceridad total. Kevin Prince-Boateng volvió a sorprender a todos con las revelaciones de su lujuriosa vida privada que le impidió ser un mejor futbolista.
Ya en diciembre había revelado que "de un día a otro tienes tanto dinero que puedes comprarlo todo. En dos años me gasté todo mi dinero en autos, relojes, botas, discotecas, restaurantes y amigos que en realidad no lo eran. Para un chico como yo, que ha crecido en un barrio pobre y sin dinero, era peligroso".
Y ahora ahondó aún más. "Me acostaba a las seis de la mañana, gané peso por la bebida y la mala comida. Llegué a pesar 95 kilos. Iba por las noches a discotecas seis veces a la semana. Estaba hinchado por el alcohol. Un día me miré al espejo y me vi viejo con sólo 20 años", confesó al The Guardian inglés.
Hoy el volante ghanés nacido en Alemania juega en el Unión Deportivo Las Palmas de España, pero en su carrera tuvo pasos por el Milan y Schalke 04 entre los más destacados.
Fue la época en la cual más dinero y fama tuvo. "Intentas comprar la felicidad. Como no podía jugar al fútbol, me compré un Lamborghini. Aún conservo una foto: tres coches, una gran casa y yo de pie como si fuera '50 Cent'. A veces la miro y pienso lo estúpido que era, pero me hace ver que he aprendido y he madurado. Una mañana me levanté, miré al espejo y pensé que ese no era yo. Que yo era futbolista".
Pero también tiene buenos recuerdos. "Hay tres personas a las que siempre había querido conocer: Michael Jackson, Muhammad Ali y Nelson Mandela. Sólo conocí al último. Él estuvo en prisión durante 27 años por levantarse por sus derechos. Debería estar enfadado con el mundo pero estaba calmado, sentado y saludando a todo el mundo. Afortunadamente rompió el hielo".
Agrega que "era el Mundial (se acababa de enfrentar a su hermano Jerome, que jugaba en Alemania) y la gente me llamaba 'David Black-ham'. Era como una estrella. Cuando entramos en la sala me dio la mano, tiró de mí y me dijo que su hija quería casarse conmigo. Yo le dije que lo sentía, pero que ya tenía novia y él me contestó que tenía otras más guapas. Todo el mundo se rió. La pena es que no tenga más que una foto, porque los flashes le dañaban los ojos".
Finalmente, y con todo lo que ha vivido, Prince-Boateng le deja un mensaje a los jóvenes: "No quiero que malgasten su talento. He dado ejemplos de cosas que hice realmente malas. Cometí errores en mi vida. Ahora estoy bien, pero no quiero que les marquen esas estúpidas cosas que dejan marca para siempre como 'chico malo', 'bebedor' o 'fiestero'. Algunos periódicos aún tienen esa imagen de mí, pero vamos, yo hablé delante de las Naciones Unidas. Dime un jugador que haya hecho eso".