Jaime García y Alexander Aravena.
Agencias/Emol
Tras su escandalosa salida de Santiago Wanderers, Jaime García encontró nuevo club. Dirigirá a Huachipato.
El entrenador está contento. Vuelve a Primera División, categoría en la que hizo una histórica campaña con Ñublense.
"Cuando creen en ti y te dejan trabajar tranquilo no hay mucha crítica al momento de asumir. Mantengo la misma esencia desde Ñublense, pero he ido mejorando detalles que el fútbol te lo pide", afirmó en entrevista con Cooperativa.
García recalcó que Huachipato "es un equipo joven" y en ese sentido expresó: "Todavía soy ese entrenador que prefiere guiar al jugador. En esta época quieren todo rápido, confundiendo los roles. Se les da muy fácil todo y creen que el técnico tiene por obligación colocarlo, pero no me rijo por esa estructura".
Siguiendo en esa línea, el DT reflexionó sobre el fútbol joven y lo difícil que es sacar jugadores.
"Abajo falta madurez. Cuando tienes 20 millones de habitantes y una camada de 50 jugadores algo raro está pasando. Los chicos no se están desarrollando y llegamos con jugadores desarmados desde la sub 14 hacia arriba", declaró.
"Por más que nos abastecemos, hay una sequía de jugadores y en algún momento se va a estancar. En estos cinco días que estuve en Huachipato noté que tienen el 50 por ciento de los jugadores a la selección, pero llegan pocos al primer equipo", añadió.
García no se detuvo ahí y profundizó su crítica: "Quieren ser futbolista antes de estudiar, pero no se puede. El equipo debe preocuparse que se termine su escuela o universidad. Llegan a los 17 años y la formación es horrible, por lo que los jugadores parten a préstamo en distintas divisiones hasta llegar recién a los 25 listos para competir".
El ex Ñublense recordó a uno de sus pupilos. En Chillán coincidió con Alexander Aravena, hoy jugador de Gremio y de la selección chilena. Lo puso de ejemplo.
"Él era respetuoso, no tenía techo para entrenar y nos quedábamos esa media hora más para mejorar. Siempre con disposición y nunca con arrogancia. Cuando lo sacaba me preguntaba '¿Qué me faltó o necesito mejorar?' y nunca me dijo '¿Por qué no me dejas jugar?'", relató.